Si hay algo que me ha molestado de siempre, es que parece que hay un momento en tu vida, entre los 20 y los 40 más o menos, en que todo es un “¿y cuándo vas/vais a (aquí va el acontecimiento que “toque”)?”.
Afortunadamente, los tiempos cambian, las mentes se abren (a veces) y se asume la existencia de otros modelos de familia, de otros modos de vida, y de otros planteamientos de prioridades.
Pero siempre existe ahí, ese grupo de gente que sigue poniendo hitos en la vida, como si se tratase de un videojuego en el que vas pasando pantallas, y más si eres mujer (a ver si se te va a pasar el arroz). Como esta última, este tema está lleno de expresiones… que ya si eso.
¿Y para cuándo te vas a echar novio?
Esta suele ser la primera, si no estás con tu pareja del instituto (si es que has tenido); y así, novio, con “o”, no vaya a ser que salgas torcida, confundida o moderna de esas. Yo, que de natural soy un poco… ¿cómo decirlo?¿revolvedora?¿cizañera?¿tocapelotas?; además de que quiero (queremos, que lo tenemos muy hablado Aita y yo, ya lo he comentado más de una vez) que mis chicas crezcan libres y liberadas de tabúes, cuando a alguna de mis txikis (angelicos, 10 y 12 años ¿en serio preguntamos por novios?) les vienen con esa pregunta, apostillo: “¿…o novia?” ante la mirada de inquietud del interlocutor.
Y eso, “cuándo te vas a echar”; como si fuese un mercado o fueses a comprar una chaqueta; o como si vas al establecimiento de parejas y elijes, como si no hubiese un proceso de conocimiento, compartir y construcción de una pareja.
Y luego, por supuesto, dando por hecho que quieres (y debes) tener pareja, como si fuese la única opción de vida, y no te pudieses construir una vida tú sola tan ricamente.
¿Y para cuándo la boda?
Siempre presuponiendo que te vas a casar, porque es “lo que hay que hacer”, como si no hubiese otras opciones… Que digo yo que aquel tiempo en que había que pasar por el aro sí o sí, ya pasó.
Otra cosa es la celebración del enlace; me da igual el rito, o si el enlace es iónico o covalente (un guiño a los científicos que me siguen). De un tiempo a esta parte soy de celebrarlo todo.
Hay gente de mi cuadrilla (koadrilla para los… de la koadrilla), que no se va a casar; muy bien, me parece estupendo, ¡pero celébralo! “Pero lo qué, si no nos casamos”. Me da igual, que estais juntos, que os queréis, que os lleváis bien… ¡lo que sea!, pero con su comida, su bailoteo y su barra libre…
Ahora sin bromas, como decía, parece la siguiente pantalla que hay que pasar.
¿Y para cuándo los niños?
Con esta no puedo. ¡Es que no puedo!
Me parece algo tan íntimo de la persona y de la pareja, que me resulta a veces hasta de mala educación preguntarlo. Y más si no hay confianza con esa persona/pareja.
Primero, se da por supuesto que quieren tener niños, como si fuese de obligado cumplimiento (la siguiente pantalla a pasar); y segundo, ¿qué pasa si, aun queriendo, no pueden?¿alguien se plantea, cuando hace esta pregunta, que igual está metiendo el dedo en una llaga ya de por sí dolorosa? ¿o simplemente metiéndose donde no le llaman?
He conocido varias mujeres a mi alrededor que, queriendo tener hijos, han tenido muchas dificultades. Las he visto sufrir, frustrarse, ir a por ello una y otra vez (a ellas y a sus parejas), unos tratamientos hormonales de alucinar (que veremos en unos años la factura que pueden pasar); y unas lo han conseguido, y otras no. Y añadido a esto, la presión social que han tenido, es alucinante. Parece que por el hecho de ser mujer, TIENES que tener hijos, y el no hacerlo es un fracaso; y si encima es porque no quieres… es que eres un bicho raro.
No hablemos ya de si quien no puede tener los hijos es el hombre, que de esto no se habla, siempre es cosa de la mujer, que no puede concebir. En el “raro” caso en que se “admite” que quien no puede es el hombre, se le tacha poco menos que de inútil. Todo esto como si hubiera que dar explicaciones. Para flipar.
POR FAVOR, normalicemos que hay parejas que por no querer, o no poder, no tienen hijos y a los demás NO NOS IMPORTA NI NOS AFECTA PARA NADA. Gracias.
Pasamos de pantalla.
Y no nos quedamos ahí, que cuando la pareja tiene el primer churumbel, está el:
¿Y para cuándo la parejita?
“Pues no sé si habrá segundo”
“Sí hombre, ¿y se va a criar solo? Mucho mejor con un hermanito o hermanita”.
Pero vamos a ver… ¿en serio, me vas a hacer la planificación familiar?¿en base a qué?¿a lo que tú piensas?¿o ya si quieres, te doy datos económicos, laborales y organizativos en general y me cuentas?
Luego ya, por supuesto, el bautizo, a qué centro escolar va a ir, dónde será la comunión (dando por supuesto que la harán), y un suma y sigue de pantallas a superar.
De verdad, que igual soy muy borde (es muy posible), pero no nos metamos en casas ajenas, que no sabemos nada, sólo lo que nos muestran (o nos quieren mostrar), y no siempre es lo que cada uno creemos.
Dejemos que cada uno planifique su vida, su familia (si quiere) y su existencia en general, y celebremos sus éxitos, acompañemos en los fracasos y disfrutemos de la parte de su vida que nos brinden, sin juzgar, sin aconsejar (a no ser que nos lo pidan, claro), y sobre todo, sin imponer ni presuponer.
Que razón tienes Amaia, vive y deja vivir, que se dice. Espero todos los domingos leer tu estado como espero todos los días leer la última columna del noticias de Jorge Nagore. Pero lo del poder o querer tener hijos me has dado de lleno. Muchas gracias por compartir todas tus vivencias.
Muchas gracias! Me alegro que te guste!! Y muy halagada por la comparación… Espero estar a la altura!!