Dijo la optimista de la cuadrilla… Y ahí que nos fuimos todas las neskas de la cuadrilla a enfrentarnos a la experiencia, e intentar salir con algo de dignidad…
Que somos un grupo de lo más heterogéneo y particular, lo tenemos asumido.
Que la comunicación entre nosotras a veces es un poco… tal, pues también.
Que alguna que otra somos de un cabezón mayúsculo, pues también, para qué lo vamos a negar…
Así que con todos estos ingredientes, perfiles diferentes y madrequépedradatenéismajas, decidimos, en un alarde de optimismo, enfrentarnos a las diferentes pruebas que se nos plantearon, con el objetivo principal de seguir siendo amigas al salir.
Las normas básicas comunes a cualquier escape room son:
- Hablad entre el equipo.
- Cuando se utiliza algo (llave, figura, cosa en general), ya no sirve para nada más.
- Cada clave numérica o alfanumérica sólo sirve para abrir o activar una cosa, una vez utilizado, hay que desecharlo.
- Si te atascas el Game Master (el que manda, vamos) te echará un cable.
Esto te lo explican detalladamente cuando vas a empezar. ¿Que igual la tensión ambiental del momento no te permite procesar toda la información? Posiblemente, yo me aferro a eso para las cosicas que vinieron después.
No voy a decir qué escape rooms eran (hemos hecho 3 de momento, el equipo neskas), más que nada porque el spoiler es mal. Quien los haya hecho quizá les suene…
En el primero, he de reconocer que nos vinimos un poco arriba. Era el primero para dos de nosotras, y las otras tres habían hecho entre 1 y 4, así que íbamos justas de experiencia (y de experiencia de equipo), pero eso no nos amilanó. Al Game Master igual sí, pero a nosotras no.
El sitio estaba super bien ambientado y decorado. Muy currado. Y allí empezamos; con el objetivo final del juego un poco en el aire (nos lo tuvo que repetir varias veces), y lo de trabajo en equipo… pues porque íbamos juntas.
Una intentando centrar al resto; otra, número que veía número que metía en teclados, candados o lo que sea así, de forma aleatoria; otra intentando ver por dónde aportar algo; otra llamando a la calma; y la última dando más vueltas de las necesarias a los problemas que se nos planteaban… ¡como si no tuviésemos suficiente! Y más de una necesitando las gafas de cerca, que para eso tenemos una edad.
Resultado: o bien nos faltó tiempo, o bien nos sobró juego. Todo depende del punto de vista. Eso sí, nos dio para risas y bromas para largo tiempo.
El segundo nos lo tomamos como un verdadero desafío. Además faltó una, con lo que, como el anterior escape room aún coleaba, teníamos claro que si de este salíamos, la culpa de no salir del anterior sería de la que no estaba, que para eso no podía protestar.
Una vez teniendo esto claro, y analizados los fallos anteriores, entramos de una manera mucho más comunicativa y funcionamos como un reloj. El sitio estaba también muy bien montado, y la historia al estilo Indiana Jones nos gustó mucho, y como buenas niñas crecidas en los 80, nos sentíamos un poco “Las Goonies”. Sólo nos faltaba Sloooooooth; bueno, para ser “Los Goonies” o para que un pequeño microinfarto que nos provocó el Game Master hubiera sido un ataque en toda regla…
Resultado: En el primero la culpa fue da la que faltó en el segundo… ¡Salimos! Incluso nos sobró algo de tiempo. ¡¡Vamos equipo!!
Y ya, con la autoestima por las nubes, llegó el tercero. Ahí ya estábamos otra vez las cinco, por lo que era el momento de deshacer el empate: Ganados 1-1 Perdidos…
Hicimos concentración previa, estrategia de equipo… y cervecica previa para templar los lo nervios; bueno, cervecica algunas, otras un café con leche.
Entramos, y el sitio otra vez super bien montado. Todo bien decorado, bien ambientado… y qué decir del equipo: fuimos como un reloj: pim, pam, pim, pam. Donde una se atascaba, la otra pensaba; todas dando soluciones; lo que no veía una, lo veía otra… y así, poco a poco, llegamos al final.
Resultado: Igual en el primero la culpa fue más de la inexperiencia y de la falta de tiempo de juego en equipo… ¡Salimos! Nos sobró minuto y medio ¡¡vamos equipooooo!!
Todo esto, aunque no lo hayamos puesto en común, creo que nos llevó a distintas conclusiones:
– Tenemos que escucharnos más entre nosotras.
– Cada una tenemos habilidades diferentes.
– Cada una tenemos una forma de fijarnos en las cosas diferente (la mayoría con gafas de cerca).
– Tenemos diferentes puntos de vista, perspectivas y mochilas propias.
– Nuestras diferencias nos hacen ser un gran equipo y un gran grupo de amigas.
– Y la más importante: ¿para cuándo el siguiente?