Vacaciones Santillana

Atención, pregunta: ¿cuántos al leer el título habéis tarareado la cancioncilla del anuncio horrible aquel que nos vendía como divertido hacer tarea en verano? Vale, pues que sepas que ya tienes una edad. Así, sin paños calientes. Había que decirlo.

Soy de la generación de las Vacaciones Santillana, la EGB, las series míticas en los mediodías del verano (el coche fantástico, el trueno azul…). Y sí, ya entonces nos mandaban deberes en verano camuflados en unos cuadernillos llenos de colorines y apariencia de pasatiempos (entonces fue cuando entendí que el éxito de un producto está en la forma de venderlo).

Y ya entonces existía el debate entre los entregados progenitores (en aquella época sobre todo las madres), de si en verano había que hacer tarea, o era tiempo para nuestro disfrute, desfogue y descanso.

Y hay cosas que no cambian. Un verano más, tarea para las txikis, y vuelve a abrirse el debate.

A nosotros no nos parece mal. Normalmente, no hacemos nada desde que acaban el curso hasta primeros de agosto. Ese tiempo sí que es de descanso, y de estar haciendo nada, o todo, depende de la inspiración que tengan en el día. Pero sí nos parece importante descansar cuerpo y mente. Tenemos la suerte de que tanto Hija1 como Hija2 no tienen dificultades, más allá de lo que puede ser algo que no entiendan o alguna asignatura a la que tienen que darle más caña (no todos somos los mejores en todo: unos lo son en matemáticas, otros en lengua, otros en artes, otros en ciencias, otros en idiomas, otros en deportes… y algunas combinaciones).

Así pues, tienen todo agosto y los días previos de septiembre, para terminar lo que les manden.

¿Que es un peñazo tener que buscar el momento para hacerlo? Claro, pero para eso estamos los adultos, para organizarlo o para ayudarles a organizarse.

¿Que se aburren? Pues sí, a ratos, pero tampoco hace falta meterle dos horas al día (en verano). Poco a poco, teniendo claro el mínimo que hay que hacer para terminar a tiempo; y si un día está lloviendo o tienen inspiración de más, aprovechar para adelantar y terminar el verano con días libres.

Nosotros lo utilizamos también como una manera de volver a coger rutinas para el comienzo de curso. El verano suele ser un tiempo un poco anárquico en cuanto a rutinas, ya que, aunque ellas están de vacaciones, aquí los adultos trabajamos, y según cómo podamos apañar, tienen que madrugar o se les puede dejar dormir más, por lo que coger una rutina es complicado. Que también es verdad que poner el “modo avión” unos días y hacer lo que pida el cuerpo, es una necesidad real, así que tampoco nos agobiamos. Pero bueno, tienen un rato al día que tienen algo programado, que de cara al curso es importante.

Y también el recordar algunos conceptos básicos, y llevar algo de trabajo hecho al curso… yo recuerdo en mis tiempos de EGB, que cuando volvíamos del verano, por mucho cuadernillo de “vacaciones Santillana”, en inglés, por ejemplo, la pobre profesora tenía que empezar casi por los números del one al ten, y el “I’m Muzzy, big Muzzy”, porque el verano había hecho estragos en nuestros tiernos cerebros, y no había manera. Cada vez que recuerdo a la profe de inglés, pienso en lo frustrante que tenía que ser empezar cada curso con lo mismo… ¡El Día de la Marmota!

(Abro este paréntesis para informarte, persona lectora, de que si sabes quién es Muzzy… es que ya tienes una edad).

Y luego está la coletilla que también se pone desde tiempos inmemoriales: que lean, así, en general.

A mí, la verdad, que siempre me ha gustado leer, así que no tenía problemas con eso, me leía todo lo que caía en mis manos: cuentos, comics, novelas… Y, en este sentido, con Hija1 e Hija2, es algo que hemos intentado que hagan desde bien txikis. Cuando ellas no eran capaces de leer una historia, todos los días les leíamos un cuento antes de dormir; después Hija1 comenzó a leérselos a Hija2 (esta etapa fue difícil, entre la poca práctica de Hija1, que hacía que el cuento no tuviera ritmo, y la facilidad para dispersarse de Hija2…); y hoy en día, todos los días tienen por costumbre leer un ratito antes de dormir. Les sirve para ir bajando pulsaciones y llegar más relajadas a dormir. Y le han cogido gusto, la verdad, así que ni lo contamos como tarea. Hemos llegado al punto en que, lo peor que les puedes decir cuando tardan en lavarse los dientes y prepararse para dormir, es: “no os va a dar tiempo para leer”. ¡Es entonces cuando corren como liebres!

Así que nada, volveremos a terminar el cuadernillo de vacaciones, y a hacerlo lo mas atractivo posible… que además si el final de curso ha sido raro, espérate al principio del que viene… todo lo que repasemos vendrá bien.

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1 comentario de “Vacaciones Santillana”

  1. Como me recuerda mi tiempo cuando mis txikis eran eso txikis y había que intentar que no olvidarán y cogieran la rutina diaria para repasar

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