Este fin de semana pasa por nuestra vieja Iruña la Korrika. La edición número 22 ya…
¿En qué consiste? Porque es lo típico que se oye, se oye… pero hay quien todavía no sabe de qué va la movida esta, más allá de “cosas de vascos” que diría alguno…
Se trata de un recorrido a relevos, organizado por AEK (Alfabetatze Euskalduntze Koordinakundea/Coordinadora de Euskaldunización y Alfabetización) de más de 2500 km por todo Euskal Herria, que se hace corriendo, pasándose un lekuko (testigo), que lleva un mensaje dentro, que se lee el día que llega a su fin la carrera. Dura entre 10 y 11 días, y se corre continuamente, sin parar, ni por la noche. Se trata de dar visibilidad y de reivindicar el uso e impulso del euskera.
Y también se recauda dinero, “vendiendo” cada kilómetro, que es comprado por organizaciones, asociaciones, empresas, ikastolas, institutos… que luego participan en la carrera, llevando el lekuko. Este dinero va dirigido a la alfabetización de adultos (euskaltegis, barnetegis…).
El recorrido, así como el lema, cambia cada año.
La primera fue en 1980, desde Oñati hasta Bilbao, pero con vuelta… Se llevaba años organizando, de hecho comenzó una ikastola (Lauro) a hacerlo en 1975. Había una creciente preocupación por el retroceso que había tenido el euskera durante la dictadura de Franco, creándose organizaciones e ikastolas clandestinas para la enseñanza del euskera.
Y así, primero cada año y medio, luego cada 2 años, se fue organizando la Korrika, llegando este año a la edición número 22. Eso sí, tocaba el año pasado, pero no sé qué de un virus, o algo así…
Ha tenido sus problemas, claro… El euskera se ha utilizado como arma política y arrojadiza, sobre todo aquí, en Navarra, por lo que fácil, no lo podían poner. De hecho, viendo lo bien que había ido en la primera edición, en la segunda el gobernador civil de Navarra dijo que no podían entrar en territorio navarro, retractándose después. Y sin ir tan lejos, en 2003 el Gobierno de Navarra prohibió que acabase en Pamplona, con reclamación judicial de por medio, a favor de la Korrika.
Desde muchos partidos se criticó, pero acabaron, con el paso de los años, apoyándola e incluso llevando el lekuko.
En cada una de las ediciones se homenajea a personas o instituciones que hayan impulsado o hecho algo importante por nuestra lengua: desde escritores, Euskaltzaindia, radios, periódicos (hoy día desaparecidos tras procesos de la Audiencia Nacional), hasta bertsolaris, cantantes, o este año, payasos.
Y después, alrededor de la celebración de la Korrika, han ido naciendo diferentes expresiones culturales, desde la canción de cada año, hasta exposiciones de arte (Korrika kulturala).
Además de esto, en las ikastolas se celebra la Korrika Txiki, que consiste en un recorrido por los alrededores del centro educativo y van pasando el lekuko de clase en clase. Normalmente se celebra o el día que pasa cerca de la ikastola, o el día de antes.
En todos los casos (Korrika o Korrika Txiki), el ambiente es una pasada; festivo, música a tope, y gente con ganas de pasarlo bien. Delante de los korrikalaris va la furgoneta con la megafonía, arengando a los esforzados corredores: “Ttipi, ttapa, ttipi, ttapa…” KO-RRI-KA; Hemen gaude EUSKARAREN ALDE; o simplemente, KO-RRI-KA, KO-RRI-KA. Todo sea por dar ambiente.
Se ve de todo, desde txikis en silleta hasta gente muy entrada en edad, y por medio, de todo. Gente disfrazada, gente que se ha hecho una txistorrada a las 2.00 de la mañana para correr el kilómetro a las 3.00, gente que viene de comida, gente que después irá a echar el vermú… ¡De todo!
Y creo que el truco está ahí. En hacer de las reivindicaciones algo visual, festivo y alegre. Creo que así es más fácil que la gente se una, o por lo menos le dé una pensada. Para los que nos reunimos y lo vivimos es emocionante ver a tanta gente haciendo algo a una, que no es habitual en estos tiempos… Y para las txikis un ejemplo de que unidos, llegamos más lejos… este año unos 2570 kilómetros más lejos…