Pues ya hemos caído

Mucho tardábamos, pero Ómicron ha venido dándolo todo.

Día 24. Tras dar varias vueltas por Pamplona y Cuenca, conseguimos test de antígenos. Yo, en el hospital he tenido contacto con positivos y, aunque desde que acabó el curso (hace dos días) nos hemos cuidado, decidimos hacernos la prueba antes de reunirnos con la familia. Todos negativos.

Habrá quien dirá “sin síntomas no tienen mucho sentido”. Puede, pero con tres vacunados en casa (yo con tercera dosis), e Hija2 con primera dosis puesta, barajamos que podíamos ser asintomáticos. Sé de casos que sin síntomas han dado positivos.

Era simplemente un algo más de prevención, no por ir de “covid-free”.

Día 25. Pasamos el día en familia, super a gusto, con ciertas precauciones. Hacia las 21.00 Hija2 está rarica. Pensamos que son las pilas; cuando duerme poco se le acaban al anochecer y es un poco como un Gremlin cuando come después de medianoche…

El termómetro marca 36.8ºC.

Día 26. Hija2 amanece con 37.7ºC, llorosa y jodidilla. Utilizamos otro antígeno que teníamos en casa y da un positivo como un camión. El resto negativos.

Comienza el escape-room. “Si tiene síntomas o da un positivo en un auto-test, llame al 948290290” (no me ha hecho falta ni mirar el número, lo tengo grabado a fuego, así como la locución automática); llamamos desde las 9.30 hasta las 14.30 sin resultados positivos (solo el auto-test, jurjur).

Hablo con la ama de un amiguete de Hija2 que también ha dado positivo (este, sin síntomas), y me habla de un correo electrónico al que le han dicho que escriba desde el 112 (teléfono al que ha llamado después de chorrocientas llamadas al famoso 948290290). Este es: antigenosfarmacia@navarra.es.

Escribimos al correo, indicando el positivo, nombre, apellidos y CIPNA. Al cabo de 2 ó 3 horas nos llaman. Hay que decir, una mujer super-amable, que nos explica todo muy bien: nos mete en el “sistema”, aislar a la niña (de esto luego os cuento), nos llamarán al día siguiente desde el centro de salud, y yo (sanitaria) me tengo que poner en contacto con mi jefatura de guardia (es domingo) para que me citen para PCR (estoy de meterme palitos por la nariz… hasta la misma), y acudir a mi trabajo con precauciones, véase, mascarilla ffp2 todo el rato, almorzar o merendar en soledad, e higiene de manos continua (más continua no puede ser, trabajando en el hospital…).

Consigo ponerme en contacto con la supervisora de guardia, y me remite a un correo electrónico, donde mando otro resumen de la situación hogareña. Me llaman en una hora y me citan para la PCR, recordándome todas las precauciones debidas para ir a trabajar.

En cuanto al aislamiento de Hija2. Os doy mi punto de vista, y lo que hemos hecho.

Hija2 tiene 11 años, lleva los dos últimos (como el resto de la humanidad) oyendo todo el rato “coronavirus… muertos… contagiados… síntomas… mascarilla…”, además de la pérdida previa de su Pakillo. Lo ha pasado bastante mal para lo joven que es. Así que nuestra decisión fue: mascarillas FFP2 en casa, el que se la quiera quitar, a su habitación; comer con distancia, por turnos (no dejarla sola, sino comer uno de nosotros, o Hija1 en la otra punta de la mesa); uso exclusivo de un baño (afortunadamente tenemos 2); higiene continua de manos; y dormir separada de su hermana (es lo que peor han llevado las dos).

Y es que creo que los niños no se cuidan solos, y que si se cogen aquella enfermedad de la que todo el mundo habla y a la que todo el mundo teme, no se les puede aislar, porque están asustados, tienen miedo, y necesitan que les demos seguridad, nosotros, los adultos. Así que, teniendo en cuenta la pauta completa de vacunación del resto de la familia, y con las precauciones debidas, esto hemos hecho.

Día 27. Amanece un nuevo día. Voy a trabajar y cumplo todo a rajatabla. Tenemos una sala que no se utiliza para nada, donde puedo tomarme el almuerzo tranquila, sin mascarilla y disfrutando del paisaje. Ni tan mal.

Me escapo a media mañana a hacerme la PCR, y vuelta al tajo.

En casa todo sigue igual. Bueno, todo no. Hija2 ya no tiene fiebre, solo un poco de carraspera. Del resto, HIja1 tiene mocos, pero pocos.

Nos llaman del centro de salud, y entramos en uno de los nuevos protocolos que han reformado por el tsunami de positivos, que no son capaces de gestionar (3400 en un día, ahí es nada). Así que toca gestionarse los contactos estrechos, avisarles y dar las recomendaciones, que desde centros de salud y rastreadores, no dan para más.

Día 28. 6.30 de la mañana, que a quien madruga… blablabla. Miro la carpeta ciudadana, que estuve ayer por la tarde cada 5 minutos, y aparece mi PCR negativa. Espero que no sea una inocentada, porque gracia, poca.

Vuelta al curro, nuevamente de mañanas.

Cuando llego a casa, me mosquean los mocos de HIja1, pero no son demasiado abundantes… Habrá cogido frío.

Continuamos con las medidas, las mascarillas, las distancias…

Día 29. Hoy estoy de tardes. Hija1 se levanta con un caño taponado, Aita también tiene mocos y carrasperilla. Y yo, pues creo que también, pero yo qué sé. ¿Nos estaremos autosugestionando?

Hija2, mientras tanto, está como una Pepa: ni mocos, ni fiebre, ni falta de gusto u olfato…

Los antígenos están agotados en todas partes; pero no contaba yo con super-Amatxi. ¿Que cómo lo hace? ni pajolera idea, pero todo lo que necesites, lo consigue. Así que con un “no te preocupes, mañana quedamos y te doy, que hay una farmacia del barrio que sé que tiene”, me voy a currar de tardes, y quedo con ella al día siguiente.

Día 30. Tengo fiesta. Hija1 va amontonando más mocos.

Quedo con mi señora madre (Amatxi, para sus nietas), y me da 4 antígenos que creo que son de IKEA: los primeros que compré hace 1 mes, venían en una caja super-cuqui; los del día 24 empaquetados en una bolsita; estos, para que te los montes tú (palito por un lado, botecito por otro y el test por otro).

Bastoncillo por la nariz a Hija1… ¡positivo! No esperaba menos. Aita y yo seguimos negativos.

Como ya me lo sé, paso de llamar por teléfono. Escribimos directamente al correo, y nos llaman al rato. Lo mismo de la otra vez, solo que en lugar de 10 días, serán 7, con lo cual obtienen la libertad el mismo día. Además, como no hemos tenido contactos estrechos, no hay que informar a nadie.

¿Ventajas? Cuando estén juntas no necesitan estar con mascarilla, y pueden dormir de nuevo en la misma habitación, que lo estaban deseando.

Día 31. Cierta tristeza porque no nos reuniremos con la familia, pero entre Aita y yo tratamos de darle la vuelta; bueno, y Amatxi también hace lo suyo, haciéndonos llegar buenas viandas para celebrar el fin de año, incluyendo sus maravillosas croquetas…

Hija2 está a punto de que le dé un algo, lleva días sin quemar energía. Así que le pongo una FFP2, y nos vamos al paseo del Arga, donde no hay gente. Carrera para arriba, carrera para abajo, y a casa, con pilas recargadas.

Yo trabajo de tarde, así que se quedan en casa encargados de organizarlo todo para esta noche. Una de las cosas de Hija2 es poder cenar juntos.

Así que tras barajar diferentes opciones, llevamos la mesa de la cocina al salón, ponemos el mantel y la vajilla de ocasiones, nos sentamos como los ricos, en las alas de la mesa, y cuando llego de trabajar, todos guapos y elegantes, a cenar y comernos las uvas.

En cuanto a síntomas, Hija1 sigue con mocos e Hija2 ni se acuerda de que dio positivo. Aita y yo seguimos igual, algo de mocos.

Día 1. ¡Feliz Año Nuevo!

Continuamos igual, sin novedad en el frente.

Como no sé si se acordarán de que tienen que hacerme otra PCR a los 7 días por ser sanitaria, vuelvo a escribir a salud laboral para contarles las novedades. Me llaman por la tarde (¡día 1! para que luego digan…). Le cuento oralmente lo que ya le había escrito, y me dice que me citarán para PCR el martes día 4. Por la noche me llega el mensaje.

Día 2. O sea, hoy.

Pues seguimos igual. Aita y yo algo de mocos, pero tampoco nos chorrea la nariz (qué gráfico ¿eh? así soy).

He conseguido 2 antígenos más (a precio más que razonable, para lo que hay por ahí), que guardo para por si acaso.

Hija1 e Hija2 están un poco hasta un sitio de no salir de casa, así que han hecho excursión al contenedor con Aita, debidamente equipadas, y sin tocar nada.

Conclusiones que saco de todo esto:

  • Las vacunas funcionan. Con unos contagios de esta magnitud, sin vacunas, como dice alguna en mi curro, esto hubiera sido un suicidio colectivo. Ahora se entiende más por qué nos dejaron en casa en marzo de 2020… o no, que el que no lo ve, pues no lo ve.
  • Los niños y las niñas no se cuidan solos. Es imposible aislar a un txiki solo en su habitación, pasándole la comida por debajo de la puerta; primero, porque no cabe (la comida) y segundo, dejando el humor de un lado, porque bastante han pasado ya, como para dejarles solos, con sus miedos y los nuestros, en un momento difícil para ellos. Aita y yo, por lo menos, no podemos.
  • Concilia ¿qué? Una hija positiva, yo (sanitaria) tengo que ir a trabajar, como varias veces se encargó de remarcármelo la super de guardia, y Aita, tiene que trabajar también… por fortuna, pudo teletrabajar, poniendo en riesgo su salud mental, eso sí… que intentar concentrarte con una preadolescente y una adolescente discutiendo por el sitio en el sofá, tiene lo suyo…
  • Un aplauso para Olentzero, que nos trajo juegos de mesa… ¡Chispas! les estamos sacando…

Continuara…

3 comentarios de “Pues ya hemos caído”

  1. Un año muy diferente y raro pero las txikis son unas jabatas y los aitas ni te cuento. Ya tomaremos la revancha!!!!!!!💪💪😘😘

  2. Kaixo Amaia, pues Julián igualico que Haizea, al tercer día ya tan pitxi y aburrido de estar en casa jjjjjj. Cristina la preceptiva pcr por ser sanitaria y a currar. Ya le dijeron que la del séptimo día igual no se la hacían, pero como el 31 hubo un brote en su unidad el día uno le hicieron otra, negativo también, osea que a seguir currando. Esperemos que el 22 sea más TRANQUILO. URTE BERRI ON.

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