¡Pero no pasa nada!

No, este post no tiene nada que ver con el disco de cierta artista navarra… aunque quizás sí con el programa que le dio a conocer (quizá lo que voy a decir os lleve a algún programa en concreto…).

En casa somos de esas familias que intentamos aprovechar el tiempo en otras cosas que no sea estar todo el día delante de la televisión. Sí que la vemos, pero como dice mi sabia madre, en pequeñas “diócesis”.

Entre semana, Hija1 e Hija2 tienen un rato antes y/o después de cenar, una vez acabadas tareas, preparadas las cosas del día siguiente y duchadas; el fin de semana tenemos más manga ancha, aunque intentamos ver cosas todos juntos (pelis, series…).

Nosotros (los habitantes adultos de la casa) solemos ver las noticias (el parte, como decía mi abuela), y por la noche vemos algo con lo que no tengamos que pensar, a no ser que aprovechemos para estudiar, escribir, o cosas así; pero cuando la neurona no da más de sí, pues eso, o serie no muy intensa, o programa que lo dé todo mascado.

Uno de los programas que me suelen gustar es Masterchef; hay otros realities que también solemos ver, como “El Conquistador del Caribe” o también “Operación Triunfo”, y la verdad que ninguno más; nos gustan los que la gente hace cosas (cocinar, competir, cantar, actuar…); los de otras cadenas que son más de chafardeo y cotilleo nos dan vergüencita ajena. Que a quien le guste, muy bien, como siempre digo, cada uno con lo suyo; pero a nosotros no nos van.

El que están emitiendo ahora es Masterchef Celebrity. Es curioso ver a famosos, famosetes o famosables fuera de su entorno natural, enfrentándose a pruebas culinarias complicadísimas, y a un jurado que, aunque a veces un poco sobreactuado, achanta bastante.

Además de por la dinámica del programa en sí, me gusta porque también soy aficionada a la cocina y, aunque no me voy a poner con la máquina de vacío, ni a hacer esferificaciones, suelo recoger alguna idea para luego adaptarla.

Me hace gracia ver a alguno de estos “famosos” metidos a currar en el estrés de una cocina, cuando tienen que hacer comida para 150 personas, con unos menús de restaurante estrella Michelín, que tela…

En estas pruebas, que son las de exteriores, dividen a los concursantes en dos equipos (normalmente), y dos concursantes deben ostentar la capitanía, uno para cada equipo; estos concursantes suelen ser elegidos por ser los mejores en resolver la primera prueba del programa de esa semana.

Pues bien; estaba yo este lunes viendo tranquilamente a todos allá metidos en faena, con mis conexiones neuronales a medio gas, cuando de repente, cual revelación divina, flipé con el blanqueamiento de ciertas actitudes de una concursante.

Situación: Tras el primer reto, los mejores platos los elaboran Victoria Abril (actriz que no es que sea muy santo de mi devoción) y Verónica Forqué (ahora Vero, porque está con alguna ida de olla mística de reconstrucción personal que se le está yendo un poco de las manos; tampoco es de mis preferidas, la verdad). Como ganadora de la prueba, Victoria elige equipo (muy bien elegido y muy bien liderado, todo hay que decir), quedando los “restos” para Verónica, como dice uno de sus componentes.

Comienza la prueba. Victoria organiza el equipo rápidamente con la actitud positiva y proactiva de sus compañeros, se reparten las tareas y se ponen a saco. Verónica, les dice que no corran, que hay que hacer escucha activa (cuya definición no termina de concretar), y medio organiza, pero sin concretar en exceso; Miki Nadal se empieza a poner nervioso, y Vero solo manda callar, interrumpe el trabajo de sus compañeros y falta al respeto continuamente.

Conforme pasa la prueba, al equipo de Victoria se le ve cada vez más compenetrado, se ayudan, se organizan… ¡un gusto! verdadero trabajo en equipo. Por contra, el equipo de Vero intenta darlo todo, pero las continuas faltas de respeto de la capitana y la “escucha activa” basada en: “oye, Vero, escucha…” “¡te callas! no se habla, se hace y te callas”, cada vez va más como pollo sin cabeza. Miki es el más centrado, que va haciendo las cosas que Vero deja a medias, ostentando la capitanía sin serlo, intentando poner cordura en su equipo; y del “no corrais, las prisas son malas” al “corre, corre, no pares, venga, sigue, que te duermes en los laureles…”. Los compañeros recurren a Miki en lugar de a Vero, y todos la evitan.

Llega un momento en que los jueces les dan a cada capitana un delantal negro (que les lleva directos a la prueba de eliminación), que tienen que dar a un componente del equipo. Victoria se lo queda, inteligentemente, para poder seguir dirigiendo al equipo desde la distancia. Vero se lo da sin pensar a uno de los miembros de su equipo, con un “y te aguantas”, y “vete, no necesitamos a nadie molestándonos”.

El equipo de Victoria sigue funcionando como un reloj. El de Vero, parece un grupo de vacas sin cencerro, con la capitana totalmente desatada, destrozando las elaboraciones que llevan sus compañeros 2 horas haciendo, y faltando al respeto a diestro y siniestro, con, por ejemplo, “Verónica, ¿puedes venir?” “No” “Eh… vale…”. Al final, todos los del equipo se lo toman a risa (por no llorar), tirando de ironía por no tirarle una perola a la cabeza a la capitana; gran ejercicio de autocontención, yo le hubiera dicho cuatro cosas.

Finalmente, evidentemente, pierde el equipo de Verónica, y la mejor de la prueba vuelve a ser Victoria Abril, por lo bien que ha capitaneado, incluso desde el “exilio” de cocinas.

Y aquí es cuando a mi se me enciende la bombilla, y el cabreo. Llega la valoración de la prueba, y aquí no pasa nada.

No se reprueba para nada la actitud faltona, agresiva y degradante de Verónica Forqué, que se ha dedicado a tirar balones fuera, culpar de los errores al que se ha dejado el alma intentando sacar todo adelante, y que se justifica con el “es que soy muy mandona, y ellos muy rebeldes”.

Y el resto, pues le ríe la gracia…

¿Que le ha llamado inútil a un compañero? Pues jajajaja, es que se le va la olla.

¿Que no asume que no ha sabido liderar? Pues jajajaja, es que soy un desastre.

¿Que se carga el trabajo de un compañero y él se queja? “Shut up”, te callas que no sabes.

Con la excusa de que es la capitana, no pasa nada.

Pues no, lo siento. Por muy buena actriz que sea para algunos, por muchos Goyas que haya ganado, una reprimenda en condiciones hubiera sido necesaria.

Y demostrar a toda la gente (mucha chavalería), que ve este programa que las actitudes de abusón y maltrato tienen que ser castigadas.

Que no se puede insultar y coartar de gratis a los compañeros.

Que no se puede destrozar el trabajo de los compañeros porque tú eres la capitana.

Que no se puede disolver la culpa del que agrede porque nadie le planta cara (como hicieron luego los jueces), ya que en muchas ocasiones se intenta y no hay manera (como en este caso).

Y que la convivencia y el trabajo el equipo es otra cosa.

Bajo mi punto de vista, no se pueden blanquear de esta manera este tipo de actitudes.

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