Los grupos de WhatsApp

Llevaba tiempo con la idea de abrir este melón, pero no sabía ni por dónde; es que es el típico tema que da para un libro entero.

Desde la aparición de esta App del demonio, parece que todo tiene que ser todavia más inmediato. Antes de ella, con los SMS, como había que pagarlos, no se esperaba una contestación inmediata, y además la gente no sabía si lo habías leído o no, no había checks (que ya sé que si quieres los puedes bloquear, pero por defecto, te salen). Y es que como al remitente le salga el check en azul, ya puedes contestar, que dejarlo en visto está fatal; da igual que estés conduciendo (mal por leerlo), trabajando (mal por leerlo), o que en ese momento no tengas una respuesta, o no quieras darla…

“m as leido?”

“q opinas?”

“dime algo!!!”

“OLAAAAAA”

Porque sí, el tema de la ortografía… ya si eso… que se pierde mucho tiempo, dicen. Y yo, que soy de poner tildes hasta en los hastags… lo llevo fatal (como la vecina rubia https://www.instagram.com/lavecinarubia/?hl=es).

Luego está la gente poco hábil con los teclados:

“¿Te paso a buscar a las 17.00h?”

Escribiendo…

Escribiendo….

Escribiendo…

Escribiendo…

“Ok”

Muy bien, pues llego tarde, que esperando la respuesta me he quedado frita…

Y, para rematar, los grupos. Hay muchos tipos de grupos. Muchos. Los que quieras, y del tipo que quieras:

El de la cuadrilla: Tiene movimiento, sobre todo cuando se acercan fechas importantes, véase fiestas de la ciudad, el cumpleaños redondo (30, 40, 50…) de alguien… El nombre pude ir variando con el tiempo, así como la foto de perfil. Desde aquellas fotos nocturnas con un nivel más que aceptable de alcohol en sangre, que son para analizar con detenimiento y buen zoom (madre mía qué caras), a, conforme van pasando los años, y se van incorporando churumbeles, llegar a la de toda la cuadrilla con hijos (que nos superan en número), y parece la foto del “HOLA” de la boda de doña Mª Cristina Eugenia de Mónaco y Borbón con Borja Cayetano Ruiz de la Vega (no sé ni si existen). Hay que hacer pie de foto “1ª fila: 1. Fulanito, 2. Menganito, 3. Zutanito y 4. Maria Antonieta; 2ª fila: …”. Porque si no, no se identifican. Y los nombres van cambiando: “la koadrilla”, “la koadrilla presanferminera”, “la koadrilla vacacional”, “la koadrilla confinada”, “koadrilla desescalando”, “la koadrilla vuelve al cole”… y sigue, y sigue hasta que a alguno se le ocurre otro nombre genial y original. Y así.

Dentro de estos grupos de cuadrilla, están los subgrupos, normalmente para acontecimientos concretos: “despedida de soltera” “regalo boda” “40 cumpleaños de Pepito” “Neskak” “Cena de pitos” (sí, este último es real). Suelen ser de duración determinada, y se deja fuera a las personas que serán protagonistas del acontecimiento. El problema viene cuando se tienen conversaciones paralelas entre el grupo con toda la cuadrilla y, por ejemplo, el de “despedida de soltera”. Por esta razón, en mi cuadrilla (que estamos unas cuantas de metedura de pata fácil), optamos por: “despedida de soltera DE MARÍA. SIN MARIA”, para que quedase claro, así con mayúsculas, que parece que te gritan. Aún y todo, hay quien mete la pata… y no voy a dar nombres.

Están los grupos del trabajo, esos en los que se habla de cosas de trabajo, y alguna vez alguien manda un mensaje motivador, o el meme de turno. Pero cuidadito, porque según qué palos políticos, religiosos o futbolísticos toques, hay quien se puede ofender. Son grupos muy heterogéneos, cada uno de su padre y de su madre.

Otro grupo particular es el de “Familia“. Es parecido al de cuadrilla, pero con consanguinidades. En este también hay a veces subgrupos, por acontecimientos, como Navidad, cumpleaños…; a veces un grupo de hijos e hijas; de mujeres y hombres… En estos el único problema que veo, es cuando se hablan cosas en grupos en los que no hay nadie de algún núcleo familiar… luego son “los que no se enteran de nada”; o igual son “a los que no se les ha dicho nada”; todo depende de perspectiva…

Epígrafe aparte merece el grupo de los grupos, el metagrupo, el grupo por el que se inventó WhatsApp: “familias de 3ºA”; que antes ha sido “padres de 3ºA”; tras una reivindicación feminista “padres y madres de 3ªA”; y por la diversidad de realidades familiares, pasa a ser “familas de 3ªA”.Este grupo merece un estudio aparte.

Es el grupo más activo desde que empieza el curso, pero el que menos información real te da. Y ya, si tienes más de un vástago… En este grupo se tratan temas como “qué tarea han mandado hoy, que el niño no se lo ha apuntado” “mi hijo ha perdido la chaqueta, alguien se la ha llevado por error” “cuándo es la excursión” o “regalo de fin de curso”; con conversaciones entremezcladas con “qué tal está Pepito, que mi hija me ha dicho que no ha ido a clase” “Felicidades Juanito”… Todo un máster se necesita para entenderlos.

Si hay algo típico, son los “yonos”. Me explico:

“Holaaaa! Hoy Pepito se ha dejado la chaqueta en el patio. Si alguien la ha cogido que me avise!! Gracias”

“Yo no”

“Yo no”

“Yo tampoco”

“Yo no”

Y así, hasta que contestan todos… menos el que ha cogido la chaqueta. Vamos a ver, gente de Dios… Ha pedido que quien haya cogido la chaqueta, le avise (cosa que seguramente haya hecho por privado), ¡no que avise quien no lo ha cogido!

Además de esto, se felicita, se piden tareas olvidadas y los partes médicos de los ausentes, sobre todo en épocas de gripe, gastroenteritis u otras patologías infantiles.

Tanto en este grupo, como en los anteriores (pero más remarcados en este), existen distintos perfiles, que siempre están presentes. Siempre. No faltan en ningún grupo de familias del cole. Algunos de ellos son:

El propositor: Es el que propone plantes. Muchos. Todo el rato. Eso sí, lo de organizarlos, ya otro, que él no tiene tiempo. Además, algunas de las veces que sale adelante el plan, termina por no ir, por otros planes que ya tenía.

El organizador: Es el que de manera natural termina organizando el evento en cuestión. Tiene una capacidad para hacer cuadrantes y resúmenes, innata; a veces parece que en lugar de cerebro tiene una tabla de excell.

El que no se entera: Cuando se lleva tres meses hablando de la comida con todas las familias que se va a organizar, y se ha cerrado el plazo de inscripción, aparece este, que “no había leído” (¿en tres meses?), haciendo que haya que volver a llamar para la reserva, o para el autobús. A partir de aterrizar, preguntará 20 veces el menú y el horario.

La vieja del visillo: Está, pero no se le ve. Cotillea todos los mensajes, pero no participa. Está enterado de todo, pero no interviene.

El de los memes: Cada día manda dos o tres así, para animar el cotarro. Algunos tienen gracia, otros… ya si eso.

El indignado: Todos los días hay algo por lo que protestar: el menú del comedor, la cantidad de tarea que les han mandado, el profe de mates, que no tiene ni idea, el recibo de material escolar que nos han girado… Problemas que, la mayoría de nivel personal, en lugar de solucionarlo con el profesor, u órgano procedente dentro del centro escolar, prefiere compartir con todos y todas nosotras, para sembrar la semillita del cabreo y ver si crece la indignación.

El cultureta: Parece que tiene enchufe con la comisión de cultura de todos los ayuntamientos del mundo. Manda conciertos, teatros, actividades, exposiciones… para niños. Es una información muy valiosa para un ocio alternativo.

La agenda humana: Es siempre el primero que felicita al niño cumpleañero. Desde el primer curso de infantil, en que no nos conocíamos. No se le pasa ni uno. A partir de ahí, todos los miembros del grupo mandan su felicitación (tramposillos…).

El perdedor: No por no progresar en la vida, sino porque lo pierde todo. Chaquetas, la flauta dulce (¡eso no lo reclames, hombre! ¡menuda suerte!), los cromos del fútbol… Todo. Y ya, como haya un campamento o unas convivencias… ¡contento si te vuelve el niño, y no se pierde!

El Tolosa: Es el que “Tolosabe”. Cuándo son los plazos, las asignaturas, las últimas noticias de algo que preocupa… pero da la información un poco sesgada, y con su propia interpretación, por lo que a veces no es veraz del todo. Hay que fiarse, pero un poco solo.

El de la apyma, ampa, consejo escolar o delegado: invita, todo el rato, pero todo el rato, a la participación y a implicarse en el centro. Envía tochos infumables sobre las reuniones del cole (que nadie lee), y pide continuamente voluntarios para cosas. Muchas cosas. Todo el rato. Y cada cierto tiempo recuerda nuevamente que puedes ser voluntario.

El de los “fakes”: cadena que le llega, cadena que manda. Desde avisos (falsos) de la policía para evitar que te roben el piso, hasta “no abras el mensaje Juancar bailando” porque te secuestran el móvil, pasando por otros sobre decisiones políticas que no se creería nadie, pero por si acaso, nos avisa, que se lo ha mandado un primo, un cuñado, la vecina del quinto o vete tú a saber quién, que sabe mucho de esto. Yo creo que el 90% los manda sin leer, porque hay cada cosa…

El “antifake”: es el antagonista del anterior. Es el que manda los avisos de la policía o de páginas web que se dedican a desmentir los bulos o los fakes. A veces incluso intenta razonar por qué no puede ser real. Santa paciencia.

Todos estos perfiles son trasladables a otros grupos. Por ejemplo, en el de trabajo, en lugar del miembro del apyma, estará el delegado sindical, y en la cuadrilla el militante en alguna ONG, pero vamos, a grandes rasgos, son los mismos perfiles en todos los grupos.

En algunas ocasiones, alguno cumple dos perfiles, que no tienen por qué ser complementarios (propositor y organizador, por ejemplo), puede ser la agenda humana y organizador al mismo tiempo. Es una cuestión de que, cuando repartieron, estaba ahí y le tocó.

Seguramente haya más, podéis añadirlos en comentarios si se os ocurre. La verdad es que los grupos de WhatsApp son todo un mundo a parte, son como universos paralelos.

Pero hoy en día, hay que vivir con ellos.

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1 comentario de “Los grupos de WhatsApp”

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