La Navidad… esa época del año en que todo está lleno de luces, amor, felicidad y buenos deseos. O no. Hay de todo. Es una época del año en que hay más reuniones familiares que en cualquier otra, y eso tienen cosas buenas y cosas no tan buenas. Llegan distintas negociaciones por distintas maneras de entender las fiestas, distintas tradiciones milenarias en cada casa, y cumbres de paz para encontrar la línea entre que los txikis disfruten de la Navidad o inflarlos a regalos sin sentido. La convivencia, es lo que tiene.
Aquí entran varios temas importantes que hay que tener en cuenta. Voy a enumerar distintos frentes que tenemos abiertos, a veces parece esto la guerra.
¿Somos o no somos de celebrar las Navidades? Y si lo hacemos, ¿de qué manera?
Porque no, porque las fiestas ya no son como cuando éramos pequeños; no entro a valorar si mejor o peor, pero está claro que se dan menos cosas por supuesto.
Cuando éramos txikis, estaba claro el sentido religioso de las fiestas (o adjudicado por narices); pero con el tiempo, la disminución de creyentes y las miles de posibilidades más que hay, la gente puede elegir. Y aunque está claro que se celebra el nacimiento de Jesús, no todo el mundo le da el sentido religioso.
Y también hay quien la vive desde una perspectiva pagana. En esta zona (Navarra) se celebraba el solsticio de invierno, y como personaje mitológico estaba Olentzero, un carbonero que traía regalos en Navidad (sin saber que lo era), aunque luego se le adjudicó la misión de anunciar la Buena Nueva. Adaptaciones.
Por lo que, llegado el momento, te planteas cosas: si no soy creyente, ¿qué sentido tiene entrar en todo el tema este?; si no estoy a favor del consumismo desmedido ¿voy a empezar a comprar compulsivamente? Y así varias cosas.
En nuestro caso, te planteas que con txikis, es una historia de magia y de ilusión muy bonita para que la vivan, y terminamos entrando. Además, a nuestra manera, somos creyentes, por lo que también tiene un sentido más allá de los regalos.
¿Decoramos o no decoramos?
Para nosotros, es un sí rotundo. Ya lo hacíamos antes de que viniesen Hija1 e Hija2, y con su incorporación se ha convertido en una tradición que disfrutamos un montón.
Ponemos de todo: belén, árbol, bien de espumillón por casa… Y adornos y adornicos que hacen las txikis en la ikastola o una tarde tonta por casa.
Una vez terminadas las fiestas (a partir del 7 de enero) llega el momento de recoger todo, que eso ya es otro cantar. No sería la primera vez que llegamos al 20 de enero rodeados de espumillón por turnos o por historias que no nos ha dejado tiempo. Y no digamos ya bajar las cajas al trastero… A veces a la que las bajamos, subimos la ropa de San Fermín… Hay gente que me entenderá, estoy segura.
En casa aprovechamos el Puente Foral para hacerlo. Algún año adelantaremos al Corte Inglés (vaaaale, no… eso es imposible).
¿Limitamos la generosidad desmedida de Olentzero y los Reyes Magos?
Porque sí, o se pone límite, o aquí a la gente se le va la olla. Mucho.
Y más si, como en nuestro caso, HIja1 es la primera hija, sobrina, nieta y biznieta. De las dos partes. Y siendo un bebé de 7 meses, que le tocó las primeras navidades, que no sabía qué pasaba con tanta luz, tanto villancico y tanta cabalgata, no tenía ningún sentido inflarla a regalos, que ni siquiera iba a entender.
De hecho, como el 90% de los bebés, lo que más le moló de los regalos fue el papel de regalo brillante y las cajas para meterse dentro.
Hablamos con las familias y, estando todos de acuerdo en que recibir regalos gusta, y que es una buena ocasión para hacerlo entre todos, pusimos un poco de cordura a la generosidad. Los adultos hacemos amigo invisible, eso sí, con lista de deseos, que si no es muy complicado.
Y con los niños, ponemos un bote entre todas las casas, y de ahí se cogen los regalos para todos los txikis. Esto hace que tengan un regalo, pero majo. Luego eso sí, tanto Amatxi como Abuela hacen de las suyas, pero ya son guerras perdidas de antemano. A ver quién tiene los arrestos para discutirles algo en Navidad. Yo, no.
¿En tu casa o en la mía?
Este es uno de los grandes, grandes dilemas. Lo es cuando no hay chiquillos, pero cuando los hay, más. Y si, como en mi caso, tienes un trabajo a turnos que no respeta festivos ni nada, es muy muy divertido.
Cuando nuestra relación empezó a ir en serio, decidimos que queríamos pasar las navidades juntos, así que comenzamos a turnarnos. Luego de año en año había que acordarse, así que tuvimos que poner en marcha nuestros recursos memorísticos.
Si íbamos a cenar en Nochebuena a una casa, en Navidad se comía en la otra; en Nochevieja y Año Nuevo hacíamos al revés, y en Reyes, siempre cenábamos en una casa y comíamos en la otra, sobre todo porque mis suegros eran pasteleros, y hacer cena el día 5 era impensable. Si dormían 4 horas esa noche, es que las cosas iban muy bien. Tenían más trabajo que los Reyes Magos.
Cuando llegaron tas txikis, continuamos igual, era la manera de que todo el mundo disfrutase de la magia y la ternura que inspiran los txikis en estas fechas. De normal es algo que cumplimos, ya que nos parece que ambas casas deben disfrutar de las txikis, y las txikis tienen que crear buenos recuerdos en ambos sitios.
Sin embargo, hay veces que hay que hacer excepciones, y creo que todo el mundo debe entender: si ves a la bisabuela que está un poco cascojilla, quizá sean sus últimas fiestas, pues se le da prioridad; si es el único día del año que se junta la familia completa, pues se le da prioridad; y cosicas así, que todos entendemos, respetamos y valoramos.
¿Olentzero o Reyes?
Quito directamente de la ecuación a Papá Noel, porque realmente nunca hemos tenido tradición de ello. En mi casa siempre ha sido Olentzero, y en casa de mi chico, los Reyes Magos, así que el barbudo, lo siento, pero que reparta en otras casas, así tiene menos trabajo…
Desde que comenzamos a vivir juntos, decidimos que mejor Olentzero, por ser de nuestra tierra, y por empezar las navidades con un detallico; cuando llegaron las txikis, lo tuvimos aún más claro. Según fueron creciendo, juguetes nuevos para todas las navidades, a veces les ha traído algo que casualmente necesitaban para el campamento que empezaban a los dos días… muy apañado todo. A casa de Amatxi también llega Olentzero, y luego tienen a los Reyen en casa de los Abuelos, para rematar las fiestas.
En realidad a nuestra casa vienen los dos. Los juguetes los trae Olentzero, así como alguna cosa práctica, y los Reyes traen siempre un pijama chulo, y un juego de mesa para toda la familia, para crear momentos y recuerdos.
Lotería, ¿sí o no? Si es que sí, ¿cuánta?
Está la cosa como para no… Está lo de siempre: imagínate que se juega un número en tu trabajo, y cogen todos menos tú, y va y toca. Que dudo mucho que nadie haga como en los anuncios de lotería de la fábrica de maniquíes o el famoso Antonio, del bar Antonio.
Así que nada, toca comprar… El de mi trabajo, el del trabajo de mi chico, el de la ikastola, el del club deportivo, el que compartes con la cuadrilla, el que compartes con la familia, el de la asociación de turno que te pila con el día lotero… Al final un presupuesto en lotería. Y con suerte, una pedrea tonta para recuperar la inversión.
En mi cuadrilla solemos tener la suerte de que nos cae alguna pedrea, por lo que ya tenemos la excusa perfecta para hacer una comida y gastárnosla. Lo complicado suele ser cuadrar las agendas, pero aunque sea en mayo, se hace…
He dejado para el final la pregunta que más controversia crea en el seno de cualquier familia, y cuya resolución trae consigo negociaciones y debates más acalorados que un parlamento taiwanés. El punto que más diferencias provoca es:
¿En qué cadena de televisión vemos las uvas?
Porque sí, amigos, aquí entra la tradición, el querer ver el vestido de la Pedroche o el querer oír las campanadas en tu lengua materna…
Así que tienes variedad: desde la tradición de Ramón García (antes insustituible, ahora en años alternos) con su capa, hasta los vestidos ortopédicos en Antena3 con la Pedroche y Chicote (eso es contraste, y lo demás tonterías), pasando por Telecinco y sus grandes hermanos o presentadores de turno, o la Sexta con Iñaki López y Cristina Pardo. También están las regionales, como Etb1, AragónTV, Tv3, Telemadrid, Canal Sur y demás que dan o bien en un pueblo perdido en el mundo, o en la ciudad capital de la provincia o Comunidad Autónoma.
Un amplio abanico en el que elegir.
Supongo que habrá más temas que crean polémica, propiamente navideños; del resto, que se originan en las tertulias en la mesa, o el comentario puntual, hablaré en algún otro momento, pues son más comunes a todo tipo de comidas (cumpleaños, quedadas domingueras…).
Así que nada, aprovechemos para planificar unas buenas fiestas, que este año tenemos más frentes todavía, con el COVID y sus normas propias. ¡Animo!