Siguiendo con esta especie de serie que estoy haciendo de la Navidad, en esta ocasión quiero hablar de la carta que todo niño o niña elabora, para expresar sus deseos.
El momento para elaborarla, viene marcado por un lado por la publicidad, y por otro, por unos grandes almacenes que dan inicio a esta época, poniendo luces, anuncios y tonadillas pegadizas (sí lo es, sí lo es… ¡es un elfo!). Eso sí, cada año un poco antes… a este paso se va juntar el “ya es primavera en estos grandes almacenes” con la Navidad….
Cuando éramos pequeños sabíamos que se acercaba algo gordo cuando los intermedios de los programas que había en la tele (en la Primera y la Segunda, no había más…), se llenaban de anuncios de juguetes. Podía ser el final de curso, o en plan más bestia, la Navidad.
Con Hija1 e Hija2 pasa lo mismo, pero a ellas con revistas de juguetes. En cuanto ven una en un hipermercado o centro comercial, comienzan a olisquear el aire a ver si huelen a Napo (el burro colaborador con Olentzero), o a camello, o no sé; a veces hacen cosas raras… (hay quien dirá que tienen a quién darse, pero eso son falacias…).
La cosa es que es llegar un catálogo de juguetes a casa, y ya saben que hay que empezar a preparar la carta para Olentzero. Y sí, en casa todo el que quiera que Olentzero traiga algo, tiene que escribir carta; si no, tendrá que encomendarse a su buen hacer, pero eso no da garantías; la carta sí.
Esto es algo heredado de Amatxi. En su casa, a día de hoy, todavía hay que escribir carta, por muy cuarentañera que seas (como es mi caso); o por lo menos, lista de deseos o apetencias… si no, te dejará lo que le salga de… la txapela (porque algo, siempre deja). Para los txikis vale con la carta que hacen en casa, para que no se le vaya la olla a Olentzero y deje lo mismo en dos casas distintas, que con tanto trajín, puede suceder.
Así que allá por noviembre (hay que dar tiempo para que consigan fabricarlo a un coste llevadero), comenzamos con la elaboración de la misiva.
Vamos, para las madres y padres de toda la vida, saber qué es lo que más ilusión le va a hacer a la criatura, para tener ideas, que si no, la cosa está complicada, a veces… sobre todo a según qué edades.
Cuando eran más txikis, para que le quedase claro a Olentzero qué es lo que estaban pidiendo, hacían auténticas obras de arte, consistentes en las peticiones con su letra, más una foto especificando el juguete o el objeto en cuestión, o algo que se le aproximase, con la aclaración pertinente de “es como esto pero no”. Bien, bien… poniéndolo fácil.
Pero la verdad es que es un momento muy chulo, y que llena de ilusión tengas la edad que tengas. Esto es una de las cosas que más agradezco a Amatxi: que año tras año, y con cosas buenas, malas o regulares que nos pasen, ella nos regala la ilusión de Olentzero. Desde muy txikis, cuando no sabíamos “el Gran Secreto” hasta mayores. Siempre hay algún regalo no esperado que nos ha pedido en su carta para los demás.
Y, como Hijademadre, pues yo intento crear la misma expectación e ilusión en casa, con Hija1, Hija2… e incluso Aita. Siempre hay algún regalico que no esperan, aunque sea un detallín, que no hace falta gastarse lo que no tienes… Y mi chico, pues igual, deja siempre algún detallico; es bonito y nos hace sentirnos bien.
Volviendo al tema del principio, de la elaboración de la carta, hay una conversación muy interesante que hemos tenido varios años con Hija1 e Hija2, y es sobre los catálogos de juguetes. Ya he comentado en alguna ocasión, que tratamos de educarlas en libertad, y tratamos de hacerles ver que pueden elegir lo que quieran, pese al montón de mensajes contrarios a esto que reciben del mundo exterior.
Y es en este punto donde hace unos años vino Hija1 superindignada con el mundo, y nos hizo la pregunta: “¿por qué hay juguetes de niños y de niñas?”. Hija2, que pasaba por ahí, se quedó a ver qué pasaba, aunque no entendía muy bien la pregunta de su hermana; ella ha cumplido menos, en general, con los estereotipos que se marcan desde la sociedad, con los roles según género (juega al fútbol, es buena inventando cosas, no le gustan las faldas… que sí, que suena a supercliché, pero todavía existe).
Le preguntamos a qué se refería, y nos estuvo explicando, la diferencia de coloración de las páginas (bebés, blanco; niñas rosa; niños azul), también nos enseñó las fotos que ella creía que diferenciaban (muñecas, cocinas, kits en miniatura de limpieza para niñas, o compartidas, pero los niños en segundo plano; armas, construcciones o juguetes de más movimiento para niños…), y nos decía que no entendía por qué, si a ella le gustaba algo de las páginas azules no podía pedirlo. Le explicamos que podía pedir lo que quisiese, que los juguetes son eso, juguetes, que sirven para (ojo, spoiler) JUGAR, y que no mirase los colores de las páginas, sino lo que le gustase, que Olentzero no miraba para niños o niñas.
Para Hija2, fue la primera vez que tuvo consciencia de que, para algunos, ella hacía “cosas de chico” (como el deporte) y se quedó un poco revuelta, hasta que le explicamos bien, con sus palabras, que no hay deportes de chicos y de chicas, sino que hay deportes. Le mostramos que hay muchas chicas que hacen muchos deportes (no solo el suyo), y lo vio con más perspectiva.
Les explicamos también la dificultad que las mujeres han tenido a lo largo de la historia para muchas cosas. Dio la casualidad de que en la ikastola habían hablado el curso anterior de feminismo, las diferencias de género y demás, así que asentaron un montón de ideas, y les dieron vueltas… estuvo muy bien.
Nos encantó hablar esto con ellas, fue muy constructivo, y ellas se quedaron más conformes con lo que pensábamos desde casa.
Os dejo una imagen que explica muy bien cómo saber si un juguete es para niño o para niña. Está hecha por https://www.instagram.com/mariamurnau/,que aclara muchas cosas.
Espero que Olentzero, Papá Noel, el Tió, lo Magos de Oriente o quien sea os traiga todo lo que pidáis, o al menos la mayoría. Lo que sí que tienen que traer es un año mejor que este que abandonamos, que ya le vale…
Eguberri On!
Un pequeño detalle se te ha olvidado contar de tu infancia. “Secreto” cuando salíamos de paseo y te parabas en escaparates de juguetes nunca pedías muñecas, siempre coches y de hecho tuviste una colección de mini coches de metal bastante importante que luego heredaron tus herman@s. ☺️☺️
¿Ves? han salido hijas de madre… 🙂