Hijas, toca pelu

Las dos ambas: ¡Noooooo!

Y es que están tan contentas con su pelo largo que no quieren ni oír hablar de cortarse el pelo. Así que tras hablarlo, y explicarles la necesidad de cortar de vez en cuando las puntas, aceptan (tampoco les quedaba otra opción, pero así les enseñamos a dialogar #trucodemadre). Por otro lado su negativa también viene dada por la vuelta al cole y la famosa “rapada, txapada”. Hay cosas que no cambian…

Yo recuerdo de txiki, que eso de ir a la peluquería, como tuvieses una madre un poco osada, era cosa de otro mundo. Para la Primera Comunión y ya.

A mí me cortaban el pelo en casa (he sido de llevarlo la mayor parte de mi vida corto). “Pero tu madre sería peluquera” Y un huevo; cocinera (muy buena, eso sí), pero como en otras cosas, lo de la peluquería fue algo autodidacta. Aquí uno de sus conejillos de indias, presente.

Así que cada vez que el pelo tapaba mis bonitos ojos, ya estaba la ama cogiendo las tijeras de la cesta de costura (sí, esa que había en todas las casas), mojar el pelo, y a encomendarse a todos los dioses para que aquello quedase, por lo menos, recto.

Yo, que no soy tan valiente como mi señora madre (en esto no soy Hijademadre, lo reconozco), desde txikis he llevado a HIja1 e Hija2 a la peluquería. Tampoco mucho, Hija1 no tuvo pelo para cortar hasta los 2 años, casi 3; tenía una pelusilla, que luego se fue rizando y cogiendo fuerza, pero costó… Como Hija2 sí que tenía más pelo, llevé a las dos cuando una tenía 1 año y otra 3. Fue bastante bien, teniendo en cuenta que Hija2 no para quieta ni dormida; salió con las dos orejas, y con el pelo bastante bien cortado… más vale que la peluquera era la de toda la vida y nos conocía, porque sudó tinta…

Además de los arreglos caseros de la ama, siempre están los arreglos caseros sobre uno mismo o sobre el o la hermana, o la familia en general. Como cuando Hija1 decidió que Hija2 tenía el flequillo demasiado largo, y decidió arreglárselo, y que luego Hija2 se lo arreglase a ella (4 y 2 años, una maravilla). Pero es de estas cosas que no te puedes enfadar, yo al menos; con 2 y 4 años, pues bueno, como tampoco eran de ir de melena perfecta, se peina para un lado o para otro, y listo.

Otra cosa fue cuando mi Hermano, el día de su primera comunión, media hora antes de salir de casa decidió igualarse el flequillo él solo en el espejo del baño; a mi pobre madre casi le da un parraque. Pero es que claro, se lo buscaron… aquí mi abuela, unos días antes contando que mi señor Padre, el día de su comunión se cortó el flequillo… pues aquí un HIjodePadre, que tiene orejas que le funcionan, y rato para pensar… es lo que hay.

Aunque el mejor de todos, fue el día que mi señora Madre le pidió a mi señor Padre que fuese a casa de la tía Fulanica, que tenía máquina para cortar el pelo (en aquellos tiempos no era algo tan habitual en las casas), y le cortase el pelo a mi Hermano, así rapadico de un centímetro o así, con su eterna coletilla, para que estuviese fresquico para el verano. Así que mi Padre se llevó a mis hermanos pequeños (Hermano tendría 8 años y Hermana 2), a cumplir con su misión.

Y, por cosas que pasan, pensó que sería buena idea que mi Hermana fuese también fresquica ese verano… y también la rapó; ella tan contenta, le hizo mucha gracia. La llegada a casa fue otra cosa… Mi Hermana encantada de la vida; mi Hermano sabía que algo habían hecho, pero solo se reía desde la sombra; mi Padre se descojonaba, sabiendo que la había liado; mi Madre no daba crédito a lo que veía, y yo con mi Hermano, viendo los acontecimientos.

Como he dicho, en casa no me atrevo ni a cortarles las puntas a HIja1 e Hija2, pero sí con su Aita; ya hemos cogido el truqui a esto de la maquinilla de pelo, y no se nos da mal (en especial a mí, que soy la que manejo).

Por último, quería hablar de algo solidario que se puede hacer con el pelo. Hace un par de años estas dos chavalicas tenían unas melenas casi hasta la cintura, y veíamos que para el verano les iría bien un cortecillo… Habíamos oído hablar de la donación de pelo, y se lo propusimos, cosa que aceptaron sin pensar; tuvo Hija1 una compañera de clase que pasó una leucemia en infantil, y ambas estaban bastante sensibilizadas con el tema de la pérdida del pelo.

Así que dicho y hecho. Nos informamos, y acudimos a una de las peluquerías de la red de peluquerías solidarias, que recogen pelo para luego elaborar pelucas para personas que han perdido su pelo por el tratamiento de quimioterapia.

Por si alguien lo está pensando, os cuento:

La página donde miramos, es https://www.mechonessolidarios.com/. Aquí dan toda la información sobre la asociación sin ánimo de lucro, los gastos de la peluca y qué hacer si eres una persona sin recursos pero la necesitas. Otra de las páginas es https://www.pelucasolidaria.com/. En ambas hay un listado de peluquerías solidarias por comunidades autónomas.

El pelo tiene que medir 30 cm. Antes los menores de 14 años eran 20 cm, pero ahora ha cambiado.

El pelo debe estar limpio y seco, y no tratado con Henna, aunque sí puede tener mechas, permanentes…

Se puede cortar en una de las peluquerías solidarias, que cobrarán el corte en función de su tabla de precios; también se puede llevar (aunque no todas las peluquerías lo recogen), o se puede enviar por correo.

Cualquier duda que tengáis desde la asociación os la resuelven.

Y para terminar, cuando en mi casa había un corte de pelo un poco… digamos peculiar, siempre estaba la sabiduría popular en forma de refrán: Burro mal esquilao, a los cuatro días igualao.

Publicado en: Post

1 comentario de “Hijas, toca pelu”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.