Este invierno, pijamica gordo

Bueno, tras este retiro espiritual para estudiar oposiciones de Osakidetza (que no han ido nada mal, ahí lo dejo), vuelvo de nuevo a dar la matraca.

Y sí, toca hablar del grosor pijamil para esta temporada otoño-invierno, porque, visto lo visto, vamos a pasar fresquete.

– Será frío.

– No, no… frío es cuando tiritas. Que lo mismo también lo sufrimos, pero de momento, es fresco.

Este otoño, quien más quien menos, a nada que viva en un bloque de pisos o una comunidad de vecinos, ha tenido la correspondiente reunión para hablar de la caldera y de lo caro que está todo. Si eres de los sortudos, la derrama habrá sido pequeña, o a plazos, pero en otros casos ha habido que soltar pasta como si no hubiera un mañana, por la subida de los hidrocarburos, el gas ciudad y otro tipo de circunstancias.

Se dice que es por la guerra de Ucrania, por el encarecimiento de los combustibles fósiles… Experta en política internacional no soy, pero visto el mundo en su modo global (y no solo en “nuestro mundo”), algo de sentido tiene.

También creo que el consumo que teníamos era un poquito insostenible. Se lleva dando el toque de aviso desde que tengo uso de razón (yo soy de la generación del agujero de la capa de ozono), pero en lugar de facilitar el uso de energías renovables, ahí estamos, dale que te pego al petróleo, al gas y al carbón.

Y que, como siempre, alguien ha aprovechado para llenar la saca, pues también lo creo, por qué no decirlo. Vivimos en un mundo en que, si para llenar mi saca tengo que joder al de al lado, pues… yo qué sé… no haberte puesto ahí. Así, en modo cooperativo y generoso (modo ironía on).

No aprendemos, o no queremos aprender, ya no sé.

“Es que la circulación por las ciudades es una pasada; la contaminación de los coches, el consumo… mira otras ciudades, con sus zonas peatonales…”. Se peatonalizan las áreas céntricas y más comerciales de la ciudad. “Cómo se pasa el ayuntamiento. ¡Ya no se puede aparcar en la puerta de la tienda! Hay que usar el transporte público o estos dos apéndices de la parte baja del cuerpo, piernas creo que las llaman”. Coherencia.

“Qué pasada la calefacción central. Tengo la casa que ni puedo estar en pleno diciembre del calor que tengo. Todo el año en pantalón corto y tirantes”. “¿Has probado a cerrar algún radiador?”. “¡Sí, hombre! Y pagar lo mismo… no, yo lo que hago es abrir las ventanas”. “Ya, pero eso es como tirar el combustible directamente por la ventana… que la calle no vas a calentar… ¿no es mejor cerrar radiadores y gastar algo menos de combustible?”. “¿Y pagar lo mismo? Ah, no, no… ahorro de combustible, dice… Si ese calor lo pago, que venga a mi casa, aunque tenga que abrir las ventanas”. Una lógica aplastante. Eso sí, ahora que están penalizadas económicamente las calefacciones centrales y se paga por el consumo del hogar, ya han ido comprando los pijamas largos y las llaves para cerrar radiadores…

“Pero cómo, ¿cierres automáticos para las tiendas para que no se vaya el calor o el frío, según la temporada del año? ¡Menudo gasto!” Bueno, a ver… que tampoco hace falta poner lo último en domótica… con que la puerta tenga un muelle, suele bastar, y si ya tienes puertas automáticas que se abren y se cierran… ¡pues ya lo tienes puesto! Y luego, que como decía antes, que la calle no vas a calentar o enfriar… que igual el ahorro en la factura de la luz te compensa.

“¿Aire acondicionado en los comercios a 27º? ¡Es de locos! ¡Nos vamos a achicharrar!” A ver, lo que es de locos es pasar de la calle a 35º, al interior de un comercio a 22, y luego volver a salir a los 35. Que lo mismo tener que ponerte la chaqueta dentro de la tienda o del cine no es lo más normal, digo…

La verdad es que hay muchas cosas que cambiar, la primera, la mentalidad. Que si se llaman recursos no renovables es por algo, es porque se agotan. Y quizá (quizá no; seguro) nos iría algo mejor si la inversión fuese en energías renovables, aprovechando cosicas que ya tenemos montadas como las presas para los saltos de agua (aunque no sea la más productiva, si es más de 0, ya produce algo), los tejados con la preinstalación para placas solares… Siendo, como somos, supuestamente, el país del sol, no logro entender cómo es que todavía no están todos los tejados sembrados de placas solares; ni por qué no se invierte más en investigas este tipo de energías renovables.

Bueno, a ver, que tonta tampoco soy, aunque a veces me lo haga… Las grandes eléctricas tienen que sacar su tajada, por algo están plagados sus consejos asesores de ex-políticos de todos los colores… hasta entonces, será más difícil tirar de una energía más verde.

Espero que nos espabilemos pronto, que a este paso les vamos a dejar a nuestros descendientes un mundo de lo más cutre…

Y mientras tanto, en casa, termostato bajo, calefacción a ratos, y para estar en casa chándal viejo y sudadera antigua. Así tampoco se pasa frío.

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