Parece que ha llegado junio, y ya estamos de nuevo en septiembre.
De los creadores de “ingeniería familiar para organizarte el verano” llega, “pues ahora llega lo bueno: ¡el curso escolar!”.
Porque no es nada el organizar el verano, que al final entre campamentos, campamentos urbanos, vacaciones y la inestimable ayuda de los abuelos o la amatxi, pues más o menos organizas… Ahora llega el curso, con su horario escolar, sus extraescolares y demás.
A este curso del año II dC (desde el COVID), hay que añadirle que, según la situación epidemiológica, quizás el planteamiento que te hagas en el primer trimestre no tenga nada que ver con lo que puedas hacer a partir de enero. Todo facilidades.
Las dos han empezado el curso con muchísimas ganas y súper motivadas; Hija1, que ya ha empezado a quedar a su aire con los amigos, encantada de verlos más de seguido, y con sus cosas de adolescente. E Hija2, en su último curso de Primaria, encantada de ser los mayores del pasillo, y encantada de volver a jugar con sus amigos; encima este año les dejan acercarse más, almorzar en el patio y jugar con balón… ¡qué mas quieres!
La ikastola ha vuelto a volcar sus esfuerzos en que la vuelta sea segura, retocar algún protocolo que se podía mejorar, y facilitar, en lo posible, la conciliación de las familias, con distintas posibilidades de salida de la ikastola, y organizando para que los de DBH (ESO, para los de castellano) puedan quedarse a comer, cosa que el año pasado no pudo ser. De diez.
Además de esto, la vacunación va viento en popa; en la gela de Hija1 están ya casi todos con la segunda pauta (Hija1 la recibe este domingo), así que la sensación de tranquilidad va aumentando (manteniendo las medidas, of course).
La única pega que encuentro es el tema de no haber clarificado los horarios, como he dicho antes.
Por un lado, las familias se han apañado en su mayoría, estupendamente con la jornada continua, y a otras se les está haciendo bastante cuesta arriba, teniendo en cuenta que en algunos casos lo de tirar de abuelos ha estado complicado por el tema del COVID: el reparo a llevarles a los abuelos o tíos, o lo que sea un “regalito” en forma de virus con estancia en el hospital incluida echaba bastante para atrás, y con razón.
El Gobierno de Navarra ha dicho que, por lo menos hasta enero, se sigue con la jornada continua, por lo que no sabemos si después de Navidad los txikis tendrán clase por la tarde o solo por la mañana, con lo que quizás las familias tengan que volver a reorganizarse, así como algunas actividades de después del cole, porque según el horario lectivo, llegas o no llegas. Y a la vez, ha dictado la obligatoriedad de que los centros escolares ofrezcan actividades extraescolares, que para el alumnado será voluntario. Con lo cual, es como si se hiciese jornada partida, pero sin hacerla; así, no entiendo muy bien por qué no se hace la jornada normal que cada centro escolar tiene, teniendo en cuenta que para poder cambiarla tiene que llevarse a votación y estar de acuerdo un número bastante alto de familias. Que no estoy ni a favor ni en contra, me queda un año de primaria, así que no sé ni si votaría, pero las cosicas bien hechas ¿no?
En fin, parece que poco a poco se va a ir volviendo a la normalidad, no sé si normalidad normal, normalidad de antaño, nueva normalidad, o anormalidad total-mix; todavía no saben cómo denominarla.
Después del 10 que sacaron el año pasado los centros escolares, el alumnado y el profesorado, este año solo queda seguir en la misma línea, haciendo un fiestón cada vez que vayamos dando un pasito, por los que nos hemos perdido últimamente; eso sí, con las medidas de seguridad pertinentes…