Pues nada, ya llegó
Tanto tentar a la suerte, tanta tontería, tantas “no fiestas”, tanto ser el más listo del lugar, para acabar, de nuevo, encerrados en casa.
Hay quien dirá: “no, pero se puede salir”. Lo que tú digas: hostelería cerrada (¡ánimo, gente!), horarios y aforos en comercios, lugares deportivos y culturales… y lo peor de todo, no poder reunirte con no convivientes. Esto es lo que peor llevo.
Ya expliqué en mi primer post cómo surgió esto del blog. Pues bien, he de decir que si el confinamiento fue duro en general, para mí y mi familia (en especial para mi señora madre), fue de una crueldad brutal. Cuando nos encerraron (13 de marzo), no había pasado mes y medio desde que mi padre había fallecido; fue un poco como “pues mira, si no te estaba resultando suficientemente duro el duelo, ahora te quedas en casa, no sales para nada, no puedes airearte quedando con gente, y en el caso de mi madre, además, te quedas sola con tiempo de sobra para pensar y, si te apetece, hundirte”. Un mojón así de grande, vamos. Así que este, aunque más enteros y más reforzados, lo cogemos con un poco de miedín, que la soledad es muy mala (cuando no la eliges).
Pasado el verano, en que, hay que decirlo hemos sido bastante prudentes, cumpliendo normas e indicaciones, con el principio de curso y la mezcla de la chiquillería, decidimos no ir a casa de los abuelos; no dejar de verlos, no; no ir a su casa, y vernos en sitios más abiertos, y no dejarles viruses y cosas en su hogar. Hemos quedado en terrazas o en parques. Un poco más escaso, pero pasando de dejarles el regalito en casa…
Y nada, tras mes y medio de curso, pues ha llegado lo que todos temíamos: otro confinamiento. Ahora le llaman “confinamiento perimetral”; pero vamos, que volvemos a los días en que no podemos salir de la comunidad (por lo que gente como mi cuñada, se queda, mínimo, 15 días sin poder ver a sus padres ni a su hermano, que residen en otra comunidad, aunque sea vecina; y ni hablar de los que tienen la familia a 4 horas); no podemos ir a los establecimientos de hostelería, porque están cerrados; no podemos reunirnos con gente que no viva con nosotros (vamos, como cuando estuvimos encerrados… vuelta a las pantallas); lo que sí podemos hacer es deporte (más vale), e ir de compras.
Hay cosas que me chirrían un poco (un poco bastante); se está estigmatizando a los establecimientos hosteleros, cuando han tenido que adaptarse en tiempo record a un montón de indicaciones y nuevas normativas, invirtiendo un dinero que no han podido ingresar por estar mucho tiempo cerrados, incluidas fiestas patronales en general, que supone, en muchos casos, casi un 50% del ingreso anual; han tenido que estar haciendo de policías controlando aforos, y que la gente se pusiera la mascarilla; recolocando mesas y sillas que algunos movían para estar más gente; limpiando una y otra vez mesas y sillas entre cliente y cliente, reduciendo así la capacidad ya mermada de gente para atender; y en muchos casos (los dueños), con gente a su cargo, con la que comparten horas y horas de trabajo, que son sus empleados, pero también compañeros, y que ven cómo los tienen que mandar de ERTE, sin garantías claras de remontar.
Y eso, se les estigmatiza a ellos (que sí, que seguro que los hay que no han cumplido con la normativa, no lo discuto), pero no a la cantidad de gente que se pasa las normas por el arco del triunfo, que sigue quedando con los amigos para salir como si no pasase nada; que les cierran los bares, y les da igual porque se van a un parque, o a una casa a seguir de fiesta, sin importarles las medidas de seguridad; que se indignan cada vez que se les dice que hay que frenar un poco, o cuando se les sanciona: y que hacen que los hosteleros tengan que estar pluriempleados: camareros y policías.
Hace poco hablábamos en familia, de la sensación de que la gente no se adapta a lo que le toca vivir. Mira, chico, ya sé que tienes 20 años, pero te ha tocado una pandemia mundial, y lo que hay que hacer es esto… Y hablábamos de otras épocas, en las que a la juventud también les han jodido por las circunstancias que había: Imagínate año 36, tienes 20 años, y en lugar de ir a pedir un porrón a la taberna y echar un partido de pelota con los amigos, te ponen un fusil en las manos y te mandan al monte a matar a los del bando contrario (que igual hasta son tus vecinos). O sin remontarnos al siglo pasado, paséate por otros países de África, Asia o América del Sur, y me cuentas cuáles son los problemas de la vida…
Y, sin ponernos en plan abuelo Cebolleta, pues es que lo que nos están pidiendo es que nos quedemos en casa y no hagamos el bobo, que no es tan difícil ni tan grave. Parece que con 20 años, estar unos meses sin salir es un hundimiento mundial, pero de verdad, que son problemas de primer mundo. Y bueno, que hablo de los de 20, pero hay que ver el tema del Juevintxo, con la gente de 40, 50, 60 y 70… que parece que no pasa nada, todo el mundo de potes sin mascarilla…
En cambio, quienes nos dan cada día lecciones de cómo hay que hacer las cosas, son los txikis. Para ellos las normas son claras, no hay vuelta. Si es blanco, es blanco; y si es azul, azul. Si nos dicen que en el parque sólo puede haber 5 niños, habrá 5 (otra cosas es que sean los padres o madres los que pasen del tema). Y si no, mirad cómo llevan el tema de mascarillas e hidrogeles en los centros escolares. Son los más cumplidores de todos; y sin embargo, se les cierran los parques.
En fin, que de verdad, espero que hayamos aprendido algo del confinamiento anterior, que se viene una situación muy grave de nuevo, y hay que estar a la altura, por molesto que resulte.
No me vale que vuelvan a aplaudirnos a las 20.00, ni oír “Resistiré” hasta el que Dúo Dinámico se quede afónico, ni que digan que los sanitarios somos héroes. Me vale la responsabilidad de la ciudadanía y los hechos de los gobiernos.
-me ha encantado!!!! ¡Cuánta razón! yo siempre e pensado que nos iría mejor si mirasemos todo con un poco de perspectiva, en plan en la vida de una persona, al final 1 o 2 años que supone? en el momento mucho pero a la larga…creo que debemos quedarnos con lo positivo y no con lo que no podemos hacer y lamentarnos, de esa forma ni estamos presentes ni conscientes de lo que estamos viviendo. Y desde luego esta vez el confinamiento no nos pilla de nuevas ni de imprevisto así que oye algo mejor lo podremos sobrellevar no?
Te dejo este enlace de Miriam Tirado, donde da unas pautas de como poder afrontar esta nueva situación.
https://www.instagram.com/p/CGqHbzXJWX8/?utm_source=ig_web_copy_link
un abrazo
Muchas gracias!! Me ha gustado mucho el enlace! Lo aplicaremos!
Un besazo!!