Hay momentos en que la vida te pide cambios. Hay veces que son cambios pequeñitos (un corte de pelo, una receta nueva…), pero hay veces que son cambios radicales.
A mí me ha llegado el día de uno de estos últimos. Tras 13 años trabajando en un sitio, me ha llegado el momento de decir adiós. Ha sido una decisión difícil, pensada y meditada; mi equipo (mi familia), me ha ayudado a tomarla.
Son distintas las razones que te invitan al cambio. Puede ser por una sensación de rutina agobiante, puede ser una crisis existencial, puede ser una situación crítica, un acontecimiento traumático en tu vida… pueden ser mil situaciones.
En mi caso, ha sido una pérdida. Inmersa en una vorágine de las rutinas agobiantes, la casa, la familia, el trabajo, los turnos y todos los extras, no encontraba el momento, ni el lugar para detenerme, ponerme mi vida delante y examinarla en profundidad. Tuvo que venir un golpe tremendo (en realidad, un ostión como un pan, madreperdónamelostacos), para que, por narices, tuviese que parar (primero una baja médica, unida a una cuarentena, no tienes mucha más opción…), y aprovechando el parón reorganizar mi cabeza, y mi vida. Santa paciencia la que ha tenido mi familia, y en especial mi chico (aunque él diga que “para eso estamos”, hay que reconocerle la paciencia, el cariño y todo el amor que me da).
Pero bueno, yo soy de pensar en positivo; hay veces que los grandes cambios son necesarios para evolucionar y volver a colocarte en la vida, y así ha sido.
Dejo atrás una etapa llena de ilusiones, sueños, trabajo y aprendizajes. He aprendido una barbaridad de esta profesión en general, y de la atención a personas dependientes (en este caso ancianos) en particular. He dado mucho, sin duda, pero he recibido un montón, sobre todo de las personas a las que cuidábamos y de muchas de las compañeras que he tenido. También de las familias, parte muy importante.
Y vamos a por los nuevos comienzos. A enfrentarme a la incertidumbre de nuevos trabajos, nuevas personas y nuevas situaciones, pero con muchas ganas y mucha ilusión. Y como diría mi padre, con un par de ovarios (él diría cojones, pero bueno…).
Con todo esto, quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que, en esta etapa, me han sumado, me han ayudado a ser mejor, a aprender y a dar todo de mí; a las que me han ayudado a tomar la decisión de darle voltereta a mi vida; y miro con esperanza e ilusión este nuevo comienzo. Que los astros nos sean favorables.
Pararse a pensar sobre nosotrxs mismxs, que no es fácil,ya que muchas veces incomoda ver cosas en tu vida que no gustan, que no te suman, sino que todo lo contario… Es de valientes. Pero mas lo es verlas y atreverse a cambiar. A apostar.
Quizás el aita, de una forma que no nos ha gustado a nadie, nos ha obligado a ese parón, a recapacitar, a ver la felicidad en las pequeñas cosas, a echarle huevos a la vida, a parar en toda la locura que supone vivir y ver qué está bien y qué está mal. Que nos hubiera gustado aprenderlo de otra forma? Pues sin duda… Pero el aita sé que estaría, bueno y está, orgulloso de ti, y de todxs.
Zorionak, xk es de valientes vivir la vida como a uno le apetece y siente
Pues como decía tu aita al que tanto echamos de menos (y lo que nos queda) tú puedes con eso y con más. Cuando una amistad o un trabajo empieza a ser tóxico hay que cambiar y apoyarse en quien te aporta algo positivo. BETI AURRERA!!!!!!!
Muchisima suerte Amaia!!! Te va a ir genial!!!☺️☺️👏🏻👏🏻 Eres una grandiiiisima profesional!! Vales un monton!!!💪🏻💪🏻💪🏻 Todos los cambios son buenos, ya veras!!! Un besazo enorrrrmeee!!!!😘😘😘😘
Animo!!
Yo tb cambie de curro y de vida y todo lo que uno hacer con valentia ,sale bien ,porque aunque es comodo lo seguro ,es malo para el q no avanza .FUERZA!!