Ama, yo no voy a beber nunca

Ya… ¿Hablamos en unos años?

Que no es que seamos nosotros de bebernos el agua de los floreros (no ahora, al menos; jóvenes hemos sido todos…), pero una cervezuela o un espirituoso de vez en cuando, pues sí.

Esta afirmación tan contundente me la hizo hace unos pocos días Hija1 (12 años, la criatura, 1º de DBH, o ESO, para los de modelo A), a raíz de una conversación que habían tenido entre las amigas, por un chico de 3º o 4º que les habían dicho que bebía alcohol y fumaba. Madre mía, madre mía… Estaban todas escandalizadas, y es que acaban de llegar a secundaria, y son un grupillo, como dice mi madre, más inocentes que el rabo de una vaca (nunca he entendido del todo esta expresión, si alguien se atreve a hacer un análisis profundo… bienvenido sea).

Los precedentes que sentamos es que en esta zona donde vivimos, todo se celebra comiendo como bestias y bebiendo en proporción, y además en todos los ámbitos… quién no ha visto en una boda, comida navideña o celebración cumpleañera al tío Manolo como una cuba, bailando con un ritmo propio y la corbata “modo Rambo”. Y nos hemos reído, y lo hemos normalizado… Pues así lo transmitimos de generación en generación.

Estuvimos hablando un poco sobre el tema, el alcohol, el tabaco…, y procuramos que nos hiciese las preguntas que considerase oportunas, brindándole la confianza necesaria para que las plantease, sin juzgar, y respondiendo desde la sinceridad, si no, no sirve, creemos nosotros… se unió también Hija2, muy interesada en todo tema que salga sobre la mesa, y más si es de “cosas de mayores”.

Algunas de las preguntas fueron:

  • ¿Por qué se empieza a fumar?

En nuestro caso, sólo he sido yo fumadora, a Aita no le ha llamado la atención, y de hecho hacía intensas campañas antitabaco en espacios que compartíamos. No le sirvió de nada, puesto que no dejé de fumar hasta que no lo decidí yo por sentirme preparada…

Respuesta: Pues normalmente por hacerse el guay, o por presión de grupo, porque, según mi experiencia, ni es agradable, ni tiene buen sabor, ni te aporta nada. Es importante que tengas claro lo que quieras hacer, y no hagas nada con lo que no te sientas bien, o no quieras hacer; a veces es complicado, pero si necesitas, estamos aquí Aita y yo para echarte una mano.

  • ¿Alguna vez os habéis emborrachado? ¿Por qué?

Pues sí, para qué mentir… y ¿por qué? pues porque se nos ha ido de las manos…

Les explicamos que estando a gusto, con los amigos, risa para aquí, risa para allá, pues a veces no controlas bien lo que estás bebiendo, y te pasas, y eso tiene consecuencias… Por eso hay que aprender a no pasarse de tu límite, a controlar la situación, porque el alcohol te da ese punto de desinhibición, que te hace hacer cosas que igual serena no te atreverías, y te arrepientes.

Y, evidentemente, que bebas si te apetece, no porque “el resto bebe”, o “si no lo hago se meten conmigo”…

  • ¿A qué edad se empieza a beber?

Pues mira, hija, hay quien lo hace antes, pero la edad legal son los 18 años. Y a nosotros nos gustaría que esperases hasta entonces, también para que tengas las ideas más claras, y sepas mejor qué quieres hacer.

  • ¿Pero hay que beber por narices?

(Me hacen mucha gracia este tipo de preguntas de las txikis). Pues no, no es obligatorio; se bebe alcohol si se quiere, según gustos; pero parece que todo el mundo tiene que hacerlo. Si no quieres, evidentemente, no lo hagas, que no es como comer verdura, que eso sí que hay que hacerlo (esos ejemplos de madre…). No te va a aportar nada que no puedan aportarte otras cosas..

  • ¿Pero es malo para el cuerpo?

(Esta es Hija2). Hombre, pues bueno, no es. Sí que es cierto que dicen que hay estudios sobre un poco de vino o un poco de cerveza, de manera moderada es hasta beneficioso, pero no sé si está muy claro o son estudios que pagan bodegas y cerveceras. Esto es como todo: si te pasas, no es bueno; por ejemplo, si te pasas comiendo chocolate, ¿qué te pasa? que te duele la tripa, la cabeza, vomitas… Pues con todo pasa lo mismo, si te pasas, no es bueno.

Y sí que es cierto, que en personas que se pasan y se pasan, termina creando adicción, y no pueden funcionar sin alcohol.

  • Entonces, ¿por qué se bebe?

Pues por costumbre, por tradición, porque en cierto modo lo relacionamos con momentos de tranquilidad y disfrute, de estar con los amigos, y es verdad que en cierta medida, te relaja y hace que desconectes de otros problemas.

  • Entonces, es como una droga…

No es como una droga; es una droga, solo que legal y admitida por la sociedad, normalizada. Por eso, no os decimos que no bebáis jamás; os decimos que si decidís hacerlo, lo hagáis de una manera consciente, controlando, y por supuesto, porque queréis, no porque os obliguen u os presionen.

  • Y, si alguna vez me emborracho, o se emborracha una amiga, ¿qué me diréis?

Lo primero, si os emborracháis y alguna se pone muy mala, esperamos que tengáis la suficiente confianza para llamarnos y que os echemos una mano.

Y después, nuestro plan sobre el papel, es que al día siguiente, una vez se te pase un poco la resaca y seas capaz de retener ideas en la cabeza y alimentos en el estómago, sin echar hasta la primera papilla que comiste (esto no se lo dijimos así, pero es la idea), volveremos a tener la conversación de por qué os ha pasado esto, y cómo lo vas a hacer de aquí en adelante, porque está claro que bien, lo que se dice bien, no te ha ido…

Este fue más o menos el cuestionario que nos plantearon. Más o menos.

De momento están rumiando la conversación, reflexionando y asentando, que es de lo que se trata. Por el estilo de vida que llevamos, sus círculos de amistades y así, creemos que todavía tardarán un poco en ahondar en estos temas, pero a nosotros nos gusta estar preparados, y asentar bases desde pronto, para que, llegado el momento, no pille de nuevas a ninguno, y ellas tengan la confianza para hablarlo.

Para mí es un tema difícil, la verdad. Hasta ahora, en otras cuestiones que salían, estaba claro que si era malo, Aita y Ama no lo hacían y ya, pero con el alcohol, si es tan malo, ¿por qué beben? La verdad es que nunca nos han visto “pasaos de mostos”, ni espero que pase, pero sí que han visto a amigos nuestros, y les ha llamado muchísimo la atención, les ha preocupado.

Por todo esto, siempre acorde con la edad, tanto en el tema del alcohol, como en otros, nuestro mensaje va a ser no el de prohibir, sino el hacer un uso responsable y consciente.

No somos amigos de prohibir por sistema las cosas, sino de explicarlas. Que vean que se puede hacer un uso controlado del alcohol, que si nos ven echando una cerveza en una terraza, vean que es una, que es algo consciente, e incluso que lleguen a oirnos aquello de “no, otra no, que me empiezo a marear”, de manera que sepan que controlamos, y sabemos decir NO.

Hay veces que parece que hay que darles ejemplo en todo, siendo perfectos, pero nos olvidamos de que la perfección no existe, y que seguramente les demos más ejemplo enseñándoles que equivocarse es normal, y que lo bueno es saber darse cuenta y rectificar.

En una ocasión, una persona muy sabia, nos decía, que “no se educa lo que se dice, sino lo que se es”. Por mucho que intentemos mostrar perfección y educar en ello, no lo conseguiremos, porque no lo somos; si somos humildes y reconocemos nuestros errores, les estaremos dando una gran lección.

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