Ama, que mañana ya no tengo que ir a la ikastola

¿Cómo? ¿En qué momento ha pasado el curso? ¡Pero si aún no me he aprendido qué día tenéis Educación Física cada una!

Os juro que para mí que todavía quedaban por lo menos dos semanas (perdóneme el profesorado). Pero es que, con este curso tan raruno, la verdad es que no sé ni en qué mes vivo, ya no digamos día de la semana, que lo mismo me da jueves que lunes.

Ha sido un curso lleno de rarezas para todo el mundo.

Empezamos allá por septiembre, con tantas ganas como incertidumbre; sobre todo incertidumbre. Y no solo las familias… desde los propios centros habían estado currando durante el verano para dar respuesta a todos los escenarios que se planteaban desde educación; hasta 4 había. Que hicieron bien en limitarlos, porque por posibilidades, después de haber vivido el resto del año, había a puñaos…

Así que, reorganización del centro, educación a los chavales y familias, información y dudas a resolver en minutos a las familias, y p’alante.

En nuestro centro se reorganizó la forma de entrar, los horarios, la distribución de las aulas; se zonificaron los patios, se repartieron horarios de patio en caso de lluvia; se educó a la chavalada, al profesorado, y a las familias (alguna salió rebotuda, pero qué vamos a hacer, siempre hay alguna). Y nos encomendamos a todos los dioses existentes o que dicen que existen, para que la cosa fuese de la mejor manera posible.

Y hemos aprobado, pero además con notaza. Matrícula de honor, diría yo.

El centro, cumpliendo a rajatabla todos los protocolos. Ayudando a las familias que con los nuevos horarios no podían organizarse bien (pasamos de jornada de mañana y tarde a jornada continua, en algunos casos era complicado cuadrar horarios). Apoyando al alumnado que estaba asustado. Dando respuesta rápida y eficaz a los problemas que iban surgiendo. Bravo.

El profesorado, adaptándose en tiempo récord a la nueva situación, a las nuevas herramientas y a los nuevos problemas. Apoyando al alumnado en sus momentos de crisis, miedo, incertidumbre… que los ha habido, no ha sido fácil para los adultos, calculemos para los chavales. Asumiendo riesgos, cuando, desde mi humilde opinión, desde la administración no se les ha tenido la consideración que se les debía. ¿Alguien puede explicarme cómo manejar una clase de Educación Infantil (3, 4, 5 años) sin contacto, en un momento tan difícil? ¿alguien puede explicarme cómo explicar (valga la redundancia) a un chaval de primaria las restas con llevada, que el resto ya ha entendido, sin estar con él a solas y brindándole su apoyo? ¿alguien me puede explicar por qué al profesorado de primaria e infantil no se les hacía PCR cuando confinaban a su aula por un positivo, cuando también tienen familia, hermanos, padres, abuelos… y han corrido los mismos riesgos que su alumnado? ¿y alguien me puede explicar cómo se ha organizado su vacunación? porque ha sido de vergüenza. Si hay algún profe leyendo, que sepáis que soy fan vuestra. Pero fan, fan.

La chavalada, cumpliendo lo que tocaba en cada momento. No han tenido un curso nada fácil. Había un montón de ganas de estar de nuevo con los amigos, los compañeros… disfrutar los patios, el trabajo en equipo… y ha sido, pero un poco descafeinado. Se han adaptado como nadie, han aguantado la mascarilla de la mejor manera posible, el frío en invierno y el calor en estos días (con las ventanas abiertas). Han tenido a un profesorado entregado, pero les han tenido que entender con mascarilla, sin verles la sonrisa (intuyéndola a través de los ojos). Han tenido que estar separados de sus amigos de otras aulas (por los grupos burbuja). Han sido confinados, desconfinados, vueltos a confinar. Se han perdido convivencias, campamentos… Y han superado el curso. Mi admiración para ellos.

Las familias, adaptando la organización familiar como han podido. Porque otras veces, tiras de abuelos, por ejemplo, pero con el bicho de las narices por medio, pues no era plan… Nosotros nos hemos apañado con el horario flexible de Aita y con mis turnos, tratando de no depender de la Amatxi o los abuelos, porque nos parecía una situación de riesgo tremenda, así que horas a devolver por parte de Aita, y turnos de la muerte por mi parte (gracias, compis por los cambios). Dos confinamientos de Hija2 nos han tocado, en los cuales tampoco iba Hija1 a la ikastola hasta que no estaba la PCR hecha. Chupi piruleta.

Y como nosotros, pues todas las familias con hijos en edad escolar… Aplausos (para la mayoría, que de todo ha habido).

Va a ser un curso que no vamos a olvidar nadie. Creo que donde más secuelas va a dejar es en los estudiantes, en especial en los pequeños; de enseñarles a compartir, se ha tenido que pasar a tus cosas son tuyas y no las puedes compartir (gran mensaje…); aunque sé que se ha manejado de la mejor manera posible.

Mi esperanza, con el ritmo de vacunas actual (20 de junio; lo marco porque como aquí cada vez van pasando cosas más surrealistas, pues lo mismo me tengo que desdecir…), es que el curso que viene sea lo más parecido a la era pre-pandemia posible.

De nosotros depende en parte, así que a disfrutar del verano, ¡pero con cabeza!

2 comentarios de “Ama, que mañana ya no tengo que ir a la ikastola”

    1. Es que ha sido un año complicadísimo para toda la comunidad educativa… qué grandes son nuestros pequeños!!

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