Hija1 se nos hace mayor, y no tienen vuelta atrás. ¿Por qué tiene que ir todo tan rápido?
Es cierto que desde txikis hemos buscado que tengan autonomía, así que vas levantando la mano poco a poco, intentando que los mensajes que le vas grabando a fuego en su joven mente le sean útiles en el mundo real.
Desde txikis hemos ido, poco a poco, dándoles responsabilidades y dejándoles hacer las cosas por sí mismas, e íbamos retirando la supervisión poco a poco, como creemos que debe ser.
Ir al parque, y que se mueva con sus amigos y amigas, sabiendo que estás en tal banco.
El siguiente paso es dejarle claro que estás en el súper de al lado, que si necesita algo están ahí los la ama de Mikel y la de Miren.
Ellas van pidiendo más autonomía, y siguen quedando en el mismo sitio, y te puedes ir, por ejemplo a la biblioteca que está al lado para poder estudiar, o a la cafetería una calle más allá con las otras amas o los otros aitas a tomar algo mientras los txikis (ya un poco más crecidos) van haciendo “sus cosas”.
El siguiente punto para nosotros fue darles un reloj desde el que nos podrían llamar (paso previo al móvil, del cual hablaré en un próximo post), y si necesitaban algo, ahí estábamos. A nosotros nos daba la opción de poder hacer recados por el barrio mientras ellas estaban a lo suyo.
Todo esto unido a ratos solas en casa, con la opción de hablar con nosotros en caso de necesidad y la tranquilidad de que tienen la suficiente prudencia para no ponerse a hacer cosas raras en la cocina o el baño, y encontrarte el hundimiento del Titanic en casa al volver de la carnicería. O darles a ellas el dinerico para ir a por el pan por el barrio.
Otro de los “items” fue dejar a Hija1 que viniese desde su centro escolar hasta mi trabajo a buscarme para irnos juntas a casa. Ahí sí que se hinchó como un pavo. Y, como he dicho en otras ocasiones, basta que les des una responsabilidad para que respondan con creces (siempre que estén preparadas, claro… si sienten miedos, inseguridades o no lo tienen claro, igual hay que esperar un poco).
Y de ahí vamos para arriba; Hija1 abriendo camino, e Hija2 siguiéndole de cerca, aunque tienen maneras diferentes de afrontar esta autonomía. Es algo curioso, mira que tratas de educarles de la misma manera, darles las mismas oportunidades y demás, pero al final cada una es un proyecto diferente de persona, con lo cual sus necesidades, aficiones y maneras de actuar son totalmente diferentes; coinciden en algunas, pero en otras… totalmente antagonistas.
Así que nada, hemos llegado al punto de: “ama, ¿puedo quedar a comer con los amigos?”.
Empezamos con los días de coger vacaciones en Navidad, o de carnaval, o fin de curso, que van casi toda la clase en manada, cogen comida así, sana y tal (hamburguesas de brócoli o pizzas de cardo… sí, claro), y a un parque cercano, al aire libre, covid-free, con el frío que hace (que ellos no notan, serán cosas de la edad), a comer guarreridas, cotorrear de sus cosas, y grabar vídeos de tiktok, que es lo que mola ahora. Llamadita para recogerle a la hora acordada, y en el punto predeterminado, y para casa. Ella feliz, porque “es mayor”, y yo pues con sentimientos algo encontrados. Por un lado súper contenta por ella, pero por otro… no sé, un momento, que se me ha metido algo al ojo.
Y de ahí a: “¿me podéis acercar a lo viejo?, hemos quedado para dar una vuelta y ver tiendas; ah, y ¿me puedes dar algo de dinero? es por si veo algo que me guste”. Así, con una sonrisa llena de dientes, o los ojos del gatito de Shreck.
De momento vamos bien, nos cuenta lo que hace (casi todo, supongo, que tampoco soy gilipollas), y viene contenta. Sí que es verdad que llevamos currándonos desde hace ya bastante tiempo el clima de diálogo, que pueda decirnos cualquier cosa y haya confianza. Pero ya se sabe, que con esto de la adolescencia, aunque esté la base, la atmósfera cambia más que el tiempo en la Vieja Iruña.
El siguiente paso va a ser (ya lo tenemos pensado), que se desenvuelva con el transporte público, que aquí es bastante decente, y puede darle a ella más alas, aunque en bici ya ha empezado a moverse. Sí que es cierto que, excepto los valientes (que los hay), el resto de mortales necesitamos unas temperaturas un poco más cálidas que los 5ºC para atrevernos a coger la bici…
Hija2, irá a la zaga, supongo que más rápido que Hija1, porque es así, los segundos suelen ir antes (en edad), cumpliendo los pasos; para eso tienen a la maestra delante…
Seguiremos informando.
Y nada, pues los consejos que les hemos ido dando, pues los obvios:
Siempre en cuadrilla.
No vayas sola con gente desconocida, ni aunque sean de tu edad. Cuida de tus amigos y que tus amigos cuiden de tí.
Nos gustaría que nos contases si pruebas tabaco o alcohol (porque probará, seguro; lo segundo más probablemente que lo primero, pero vamos, que caerá).
Si necesitas algo, a cualquier hora, en cualquier sitio, llámanos. No vamos a juzgarte. Si hay algún problema, lo resolveremos, pero estamos para tí.
Si te llamo, coge el teléfono.
Y estas cosillas típicas. De momento cumple; veremos conforme vayamos avanzando en horario, autonomía y tiempo fuera de casa, cómo lo lleva, y cómo lo llevamos nosotros… La ventaja está en que nosotros también pasamos por ello; aunque fuesen otros tiempos, blablabla, hay cosas que no han cambiado…
Como decía, seguiremos informando.