Ama, ¡han salido los cromos nuevos de fútbol!

No queda nada para el inicio de curso, y la televisión se llena de anuncios de las benditas colecciones de cada año o las chorradicas nuevas de moda.

Anda que no saben los de Panini, Planeta DeAgostini, o Salvat. Llega septiembre (que para muchos es el verdadero Año Nuevo; sería una cuestión a darle una vuelta lo de celebrar la Nochevieja el 31 de agosto… ahí lo dejo), y comienzan los anuncios de coleccionables; que ahí tienes de todo: piezas para montar tu propio Ferrari de medio metro, dedales del mundo (que por lo visto en todo el mundo los utilizan), Barriguitas y otras muñecas “clásicas”, una casa de muñecas que también vas construyendo a tu bola, minerales (que no falte), coches en miniatura (los grandes clásicos), o libros (de lo que quieras, desde cocina a historia del arte, pasando por biografías y plantas medicinales). Todas ellas por un módico precio (las primeras piezas) que luego van incrementando hasta que la colección completa te cuesta entre 1500€ y lo que quieras gastarte.

Y luego están, por supuesto, los cromos.

Como las colecciones de objetos, tienes cromos de lo que quieras. De fútbol, de la peli de Disney de moda, o de los dibujos que ven todos los niños.

En nuestros tiempos era sencillo. Cada año se sacaba una colección (¡¡una!!), y la sempiterna de fútbol, que ha llegado a nuestros días (aunque ahora hay más de una). Como había cosas de chicos y de chicas, a los chicos les tocaba coleccionar los cromos de fútbol (más de uno aprendió los números con ellos), y a las chicas de lo más variado; porque claro, si eras chica, no podías coleccionar de fútbol, a no ser que tuvieses un hermano, y entonces le ayudabas a él (la colección no podía ser tuya, no sé qué tipo de regla no escrita había… bueno, sí, se llama machismo, y si la coleccionabas eras marimacho, pero eso es arena de otro costal).

Como decía, las chicas teníamos colecciones de lo más variado; yo hice de Candy Candy y de Isidoro el gato, así que yo recuerde.

Lo emocionante de esto era ir al cole los lunes, después de que el fin de semana habías comprado tus sobres de cromos (y si había habido suerte, alguno de propina de algún tío o de la abuela, que no sabía lo que estaba comprando), y allí, con tu lista de números y tu taco de cromos, a cambiarlos y a hacer negocios. Más de un comercial salió de ahí, estoy segura.

Además de los cromos, estaban las chorradillas de moda, que normalmente debutaban en sanfermines, en los puestos callejeros, y luego se extendían hasta el comienzo de curso. Así, que me vengan a la memoria:

Los chinitos de la suerte.

Iban colgados de la muñeca o del estuche, mochila escolar… y cada color te daba suerte en un ámbito de tu vida. Eso sí, para que cumplieran su labor, tenían que ser regalados, no te podías comprar la suerte…

Los chupetes de la suerte.

Chupetes de la Suerte Colgante Plástico

Lo mismo mismito, pero en chupete de cutre-plástico. Tenían la misma dinámica: cada color te daba suerte para una cosa, y tenían que regalártelos. Tuvieron al variante de biberones, delfines e incluso tacones de la suerte: cambiaron el molde, y a aprovechar el plastiquete y los coloricos.

Más tarde surgieron los Trols de la suerte:

Trolls Mini de la Suerte

Más sofisticados, incluso majicos, diría yo.

Hoy día me planteo por qué nos haría falta tanto y tanto amuleto de la suerte… quizá no veíamos el futuro muy allá va…

Luego estaban los muñequitos de pvc que han llegado a nuestros días, pero yo tengo el recuerdo de que los que mayor furor causaban eran los de los pitufos. Aún queda alguo por casa…

FIGURAS MUNECOS PVC COLECCION PITUFOS PEYO AÑOS 80- 90. 20 FIGURAS (Juguetes - Figuras de Goma y Pvc - Otras)

Después de esta infancia, la cosa no va a mejor, eso lo puedo asegurar… así que cuando llegan los sanfermines, los de cierta generación acabamos la noche con un sinfin de artículos, decoraciones y moñerías que, no sirviendo para nada, cada año hay que hacerse con ellas, como son los gorros, gafas sin cristal (o con él, que acentúan tu miopía, y en algunos casos la presbicia…), collares de lo más variado, y silbatos y objetos en general que meten ruido.

Cuando llegas a la categoría de madre (o padre), te toca vivir desde el otro lado (el que paga) las aficiones coleccionistas de las txikis, y ves la cantidad de chorradas que se ponen de moda (que es lo mismo que me decía mi señora madre, pero es que ella “no sabía lo que estaba de moda”).

Así que actualmente, tenemos colecciones a cascoporro: las de fútbol (una de pegar cromos, y otra que los colecciona en fundas; esta está bien porque el álbum te sirve de año en año); las de los dibujos de moda (Frozen, Pokemon…); o incluso las que promocionan algunos centros comerciales, que cuando haces un gasto superior a X€, te dan el álbum y los cromos. Afortunadamente ya no importa tanto si eres chico o chica…

Y en cuanto a pitxorradicas, pues han pasado por los Zomblings:

Gran lote de zomblings zombling mini figuritas - Vendido en Venta Directa -  133042906

Los spinners, en los que había categorías y todo…

spinner, juguete de moda

Las eternas peonzas, con las que jugaba hasta mi madre, pero ahora “mejoradas” con lucecitas y cosas así; a mí me siguen gustando más las de madera y que se lanzan con cuerda:

Trompo Peonza Cobra : Amazon.es: Juguetes y juegos

El Pequeño Ponny, que ya había cuando yo era txiki, pero lo remasterizan, y ahí que te crío colección para hijos e hijas de madres y padres nostálgicos:

Y la última chorrada de moda, los Pop It, que imita al plastiquillo este que envuelve cosas frágiles y mola un montón explotar, pero en modo eterno:

Qué son los 'pop it' y cómo se usan | El HuffPost Life

A ver dónde acaba esto de las colecciones, aunque me temo que no tiene fin…

Nosotros tratamos de que vean el valor de las cosas, el uso que le van a dar, y si merece la pena o no gastarse el dinero; tienen su propia paga, de la que a veces utilizan una parte para estas cosas, pero suelen ser bastante responsables y lo guardan o lo gastan en otras cosas.

Veremos qué nos trae este año… pero no espero nada bueno. Porque además, es como que las colecciones vuelven, pero en estropeadas, a bajo coste. Y se llena la casa de mierdas y mierdicas, que con suerte, al cabo del tiempo consigues convencer de que tienen que ir al “archivo general”.

Hale, ¡suerte!

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