Y ahí vamos, a 4 libros por trimestre.
Hija1 está ya en DBH (ESO para los de castellano), y tanto en lengua castellana, como en euskera, una de las cosas que deben hacer es leer un libro, que entra en evaluación, y otro que es optativo.
Una vez pasado el primer curso de DBH, Hija1 llegó a la conclusión de que merecía la pena leerse los libros opcionales, si así podía subir un poco más la nota, así que el ratico de antes de dormir que antes utilizaba para leer otras cosas (también libros, pero además de eso, comics, que en esta casa también gustan), lo utiliza para leer los libros de la ikastola.
En casa, desde bien txikis les hemos enseñado el gustico que da la lectura.
Cuando eran dos moquillos que no sabían ni las letras, antes de dormir les leíamos nosotros un cuento. Era un momento muy chulo, se relajaban, pasábamos un rato juntos y dormían a gusto.
Conforme fueron creciendo, nos “ayudaban” a leerlo (o a ganarnos el cielo, según se mire), e incluso Hija1 se los leía a Hija2; el ritmo de lectura era, como podéis imaginar en una niña que está aprendiendo a leer, lennnnnto; Hija2 se perdía un poco de frase en frase, pero no importaba, se iban relajando para luego dormir, y ni tan mal.
Luego llegó el momento en que ellas leían para sí mismas, así que antes de dormir, momento de calma, dos o tres paginas del libro o cómic, y se apaga la luz.
Hay veces que les da pereza, pero en general cogen a gusto ese momento de bajar pulsaciones y empezar a entrar en el mundo de los sueños.
Buscamos también otros ratos, como algún rato tiradas en el sofá (no sé en otras casas; en la mía, Hija1 e Hija2 no se sientan en el sofá: se tiran, y se quedan como caen), o por las tardes en el balcón (esto último lo aprendimos en el confinamiento, ¡qué infravalorado teníamos ese trocito de casa!).
En cuanto a los libros que les toca, pues es un poco como cuando íbamos al instituto… los hay que enganchan, y hay otros que los pondrías a calzar una mesa o algo… Pero no es como cuando lees por afición, no… aquí hay que acabarlos, que luego llega el examen o el trabajo.
Me resulta divertido, porque sigue habiendo gente que hace trampas. En nuestros tiempos era el “porfa porfa, que no me ha dado tiempo a leerlo, ¿me haces un resumen?”; y ahí estaba yo, relatando más o menos el libro, como quien contaba la última peli de “Regreso al futuro” o “Poltergeist”; era esto o, si el libro estaba en peli, verse la peli, aunque esta se dejase cosas… Hoy día lo que hacen es bajarse el resumen del libro (bendito internet), o también verse la peli, pero viene a ser lo mismo… el caso es no leer. Afortunadamente Hija1 e Hija2 le están cogiendo el gusto, y de momento, no hacen trampurrias.
Porque sí, yo era de las frikis que se leía los libros; y no una sola vez. En septiembre, cuando nos compraban los libros para BUP, venían ya incluidas las lecturas obligatorias, y he de reconocer que para cuando empezaba el curso, normalmente uno de los libros ya había caído, si no eran dos, o todos. Luego, cuando tocaba empezar a leer, yo lo volvía a releer, así que sí, esa parte de lengua castellana se me daba bien, he de reconocerlo.
¿Y te releías los libros? Pues sí; la verdad es que soy muy de releerme libros. Hay veces que me gustan tanto, o me siento tan inmersa en la historia que me lo leo en tres sentadas, y al tiempo me lo vuelvo a leer, pero ya más relajada, para fijarme en los detalles.
Y no son libros así, pequeños, no… He de confesar que me he leído 3 veces “El Señor de los Anillos”, 3 ó 4 la saga completa de “Harry Potter” y otros libros como “La Mujer Habitada” de Gioconda Belli, o “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luca de Tena. Y de mis tiempos de BUP, “El otro árbol de Gernika”, de Luis de Castresana, yo creo que por el impacto que me causó, con familia que también tuvo que marchar en tiempos de la Guerra Civil, como el protagonista.
Normalmente no hago ascos a nada, leo lo que me cae en las manos, me da igual el género; aunque con el tiempo me he vuelto más práctica: si un libro no me engancha, no me gusta… lo dejo. Al tiempo puedo volver a empezarlo, y ha habido veces que me ha gustado en el segundo intento, y otras veces que no… pues nada, no tienen por qué gustarnos todo; además, según cómo estés o el momento que estés pasando, es verdad que unos libros te afectan más que otros.
Pocos son los libros que no he podido acabar, pero uno que no le di ni la segunda oportunidad fue “Cujo”, de Stephen King, tal fue el acojono que me causó. Trata sobre un amigable y enorme perro San Bernardo, que coge una cepa mala malísima de rabia y se vuelve un perro asesino, con sus 100 kg de agresividad, así, a lo loco… Pues era tal el agobio que me causaba, que no lo acabé.
¿Pero lees de todo, todo? Pues fijo que hay algún género que me dejo, pero yo creo que le he dado a todos los palos… poesía (la última, Elvira Sastre); novela histórica (“El Médico” y sus posteriores “El Chamán” y “La Doctora Cole”, de Noah Gordon, por poner un ejemplo… Ildefonso Falcones también he leído); miedito o tensión tensa (de Camila Läckberg, por ejemplo); misterioso-policiacas (Trilogía del Baztán de Dolores Redondo o la de La Ciudad Blanca de Eva García Sáenz de Urturi); de risión o de pasar el rato (últimamente, los libros de Enfermera Saturada, Satur para las amigas); frikadas, como ya he contado de JRR Tolkien (El Señor de los Anillos) o JK Rowling (Harry Potter y todo su universo); algún tratado de feminismo (espesito pero interesante); además de cómics de Astérix y Obélix, SuperLópez o Mortadelo y Filemón.
Hay veces que Hija1 e Hija2 se cansan de algún tipo de libro en concreto, o de alguna colección. En ese momento nos ponemos en modo “caza del libro” (que no Casa del Libro), y nos paseamos por todas las ferias que se nos cruzan para dar con la lectura apetecible; solemos acertar. Y así vamos fomentando la afición.
Y de tanto leer y leer, a alguna se nos ha despertado la afición por escribir… y no lo digo solo por mi… ¡que Hija1 está últimamente que se sale!
Quizá acabe siendo Hija de Madre de Hijas… ¡Vete tú a saber! De momento, que sigan leyendo.
Te ha faltado poner tus vivencias en casa cuando a otros niños se les castigaba sin ver la tele, para tí el mayor castigo eta dejarte sin leer. ☺️☺️☺️